Redacción
Reino Unido.- Una investigación reciente ha revelado que las autoridades británicas y el Servicio Nacional de Salud (NHS) expusieron conscientemente a decenas de miles de pacientes a infecciones mortales mediante sangre contaminada y productos derivados. Este encubrimiento se mantuvo durante décadas, afectando gravemente la salud de miles de personas en el Reino Unido.
Más de 3,000 Muertes y Millones de Afectados
Desde la década de 1970 hasta principios de la década de 1990, se estima que alrededor de 3,000 personas murieron en el Reino Unido debido a la administración de sangre o productos sanguíneos contaminados con VIH y hepatitis. Muchas otras han quedado con enfermedades crónicas y debilitantes como resultado de esta negligencia.
El Peor Desastre en la Historia del NHS
El exjuez Brian Langstaff, quien dirigió la investigación, criticó severamente a los sucesivos gobiernos y profesionales médicos por un «catálogo de fracasos» y su negativa a aceptar responsabilidades para proteger sus reputaciones o ahorrar dinero. Langstaff reveló que hubo intentos deliberados de ocultar el escándalo y evidencias de que funcionarios gubernamentales destruyeron documentos clave.
“Este desastre no fue un accidente. Las infecciones ocurrieron porque los que estaban en posiciones de autoridad — doctores, servicios de trasfusiones de sangre y gobiernos sucesivos — no le dieron prioridad a la salud del paciente”, declaró Langstaff. “La respuesta de los que estaban en posiciones de autoridad agravó más el sufrimiento de los afectados”.
Demanda de Rendición de Cuentas y Compensación
Durante décadas, grupos de activistas han exigido rendición de cuentas y compensación por parte del gobierno. La investigación, que fue finalmente aprobada en 2017, ha estado examinando evidencias de más de 5,000 testigos y revisando más de 100,000 documentos durante los últimos cuatro años.
Hemofilia y Tratamientos Contaminados
Muchos de los afectados eran pacientes con hemofilia, una condición que afecta la capacidad de la sangre de coagularse. En la década de 1970, estos pacientes recibieron un nuevo tratamiento que el Reino Unido había importado de Estados Unidos. Parte del plasma usado para crear estos productos fue rastreado a donantes de alto riesgo, incluyendo prisioneros que habían recibido dinero a cambio de sus muestras de sangre.
Conclusiones y Próximos Pasos
La revelación de este escándalo subraya la necesidad de una revisión exhaustiva y la implementación de medidas para garantizar que nunca más se repita una negligencia similar. Las víctimas y sus familias continúan luchando por justicia y una compensación adecuada, esperando que los responsables sean llevados ante la justicia y que se tomen medidas para prevenir futuras tragedias de esta magnitud.
Este caso no solo expone fallas sistémicas dentro del NHS, sino también resalta la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la gestión de la salud pública.