Redacción
Washington.- El juicio en Estados Unidos contra Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, empezará el 24 de octubre de 2022, aunque si las partes no estuvieran listas para entonces, se postergaría hasta principios de 2023.
La duplicidad de fechas se debe a las dudas del juez de la causa, Brian Cogan, de que las partes tengan el tiempo suficiente para preparar el juicio, que acumula más de un millón de documentos y numerosa evidencia de grabaciones de audio.
Para curarse en salud, Cogan programó de una vez dos fechas tentativas, en caso de que en algún momento fuera necesario postergarlo por alguna razón. La resolución se decidió en una audiencia celebrada este miércoles en la misma corte de Brooklyn, Nueva York, donde ya fue juzgado, sentenciado y condenado Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Tanto fiscalía como defensa del que fuera el cerebro de la llamada “guerra contra el narco” que desplegó el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón habían propuesto otoño de 2022 como momento para iniciar el juicio. El cálculo del gobierno de Estados Unidos es que dure unas ocho semanas.
García Luna enfrenta ante la justicia de Estados Unidos una acusación por tres cargos de narcotráfico y uno más por falsedad de declaración.
Genaro García Luna comparece ante juez en Estados Unidos
El exsecretario mexicano de seguridad, Genaro García Luna, compareció este miércoles en una corte federal en Brooklyn, Nueva York.
La audiencia inició poco después de las 12:00, hora del Este (11:00 am de México), y es presidida por el juez Brian Cogan.
La semana pasada se informó que el juicio podría empezar en otoño de 2022 y que podría durar unas ocho semanas.
Sobre el material clasificado, la fiscalía reclama mantener bajo reserva ciertos materiales, y en que algunos documentos sean considerados confidenciales, alegando que lo contrario podría afectar la seguridad de testigos cooperantes.
El abogado defensor, César de Castro, insiste en que ese argumento carece de sentido porque García Luna no es «El Chapo» ni representa riesgo de seguridad para los testigos. El caso tiene un volumen enorme, de más de un millón de páginas y documentos.