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Molino de los Reyes en Tlaxcala resguarda tesoros de México

25 de Octubre de 2020-. Los hermanos Cisneros Sánchez -Erika, Joaquín y Juan Pablo- asesorados por su padre, decidieron hace 4 años rescatar una herencia olvidada y hacer tributo a la gastronomía tlaxcalteca de sus ancestros.

El sitio elegido fue un edificio del siglo XVIII que fue molino de trigo hasta los primeros años del siglo XX, ya que en la Revolución Mexicana resultó parcialmente destruido y, posteriormente, pasó a ser propiedad de su abuelo.

Así nació Molino de los Reyes, restaurante-hotel boutique y spa ubicado en Quiahuixtlán, en el municipio de Totolac, Tlaxcala, en medio del bosque y a la orilla de un río.

Dicho espacio recientemente recibió el distintivo Tesoros de México, el cual es otorgado por la Secretaría de Turismo federal a los establecimientos premium ya sea hoteles, restaurantes o ambos, que cumplen con ciertas características de calidad arquitectónicas y gastronómicas.

A nivel nacional se han otorgado 64, de los cuales Tlaxcala tiene dos: Molino de los Reyes y la Hacienda de Soltepec, que cuenta con un campo de golf orgánico.

“Lo que se trata es de resaltar la cultura mexicana y realzar el valor de lo hecho en Tlaxcala”,

comenta Erika Cisneros, directora de Molino de los Reyes.

Respecto al inmueble, narra que fue molino hasta 1900 y en la revolución fue escondite de algunos personajes del movimiento.

En 1963 lo adquirió mi abuelo, Joaquín Cisneros, pero estaba en ruinas. Él lo rescató y aquí vivió hasta sus últimos días”. Anota que, actualmente, cada habitación tiene su personalidad, “una decoración muy eclíptica, pero muy mexicana”.

Apunta que las habitaciones principales conservan los muebles originales, “fabricados en el Taller Frausto de la Ciudad de México”.

Precisa que operan como restaurante desde hace cuatro años y dos como hotel. 

“Iniciamos con cuatro habitaciones y en enero pasado concluimos otras cuatro, así que operamos con ocho”.

En cuanto a su oferta gastronómica asegura que “la cocina de Molino de los Reyes se basa en historia familiar. Es un rescate de recetas de la familia. Hay recetas de mi bisabuela, de mi abuela, de mi padre y algunas propias. Tratamos de hacer un compendio de todas las recetas, pero ponemos en valor los ingredientes locales”.

Indica que todo lo hacen en su cocina. “El mole lo hacemos aquí, las tortillas desde la nixtamalización la hacemos aquí, compramos maíz criollo de Ixtenco. Los helados, los postres, absolutamente todo lo hacemos aquí. Ponemos en valor todo lo que tiene Tlaxcala para ofrecer y compramos a productores locales”.

Sobre el distintivo, da a conocer que cuentan con el H, que es el manejo adecuado de los alimentos: 

“Tratamos de ser muy cuidadosos para que la gente se sienta segura y estando nosotros bien podemos ofrecerles un ambiente seguro”. Expresa que por la pandemia en el restaurante y en el hotel se aplican todas las medidas sanitarias de desinfección, “tanto de las áreas como de las personas”.

Detalla que a la hora que ingresan los visitantes les toman la temperatura, aplican gel antibacterial y un líquido desinfectante. “Seguimos detenidamente todos los protocolos establecidos por el sector salud”.

Señala que un sinfín de visitantes ha pernoctado en sus instalaciones, entre ellos, recientemente el embajador de los Estados Unidos en México, lo que les da una mayor proyección, “además de que el embajador es amante de la cultura mexicana y está difundiendo mucho el venir a México. Estuvo con nosotros aquí en Tlaxcala, le encantó y estuvo aquí hospedado en Molino de los Reyes, lo que le agradecemos porque esto nos ayuda a que más gente voltee a ver a Tlaxcala y a Molino de los Reyes”.

Dice que el plus que ofrecen es que están situados en un “sitio privilegiado, único, irrepetible. Fue un molino en el siglo XVII y su entorno es natural, corre por aquí el arroyo de Totolac, que se complementa con una cascada maravillosa, lo que hace que la gente se sienta libre y a gusto. Se siente en el espacio muy buena energía”.

Informa que las travesías comprenden 3.5 kilómetros por en medio del bosque.

Una historia que inició con un beso

En 1932, después de un paseo dominical a la orilla del río, Lolita se decidió a dar el primer beso a Joaquín

“La historia de amor inicia y termina aquí, porque en el 32 se dan su beso y los dos deciden descansar en el lugar donde fue su nido de amor, donde fueron inmensamente felices. Eso lo sabemos porque hemos desarrollado un producto experiencial que se llama ‘Viaje al romanticismo’, donde compartimos sus cartas de amor”,

narra Juan Manuel Varela, gerente del inmueble.

Añade: “Lolita las guardó todas primorosamente, desde la primera que le decía, cuando todavía no eran novios: ‘Ojalá puedas salir a tu balcón hoy por la tarde para que este sábado me llene los ojos de ti y pueda aguantar toda la semana en México estudiando’; hasta la última, donde le dice: ‘Si volviera a nacer, le pediría a Dios que me diera a la misma esposa y a los mismos hijos que me han hecho tan feliz’”.

Menciona que todos esos documentos, de los cuales algunos son históricos, porque informan de sus actividades cuando fue secretario de Gobernación, fueron integrados en una experiencia en la que mientras la gente come se les leen unos fragmentos.

Explica que por ello sirven una sopa llamada “Blanco y negro”, que es crema de elote con un trébol de huitlacoche en medio, “porque hay una carta donde él le dice que en estas fiestas blanco y negro que se realizaban antes, ‘qué bella te veías con tu vestido blanco y yo con mi esmoquin y bailamos toda la noche, mientras tus olanes nos envolvían’. Cuando ves la sopa y escuchas esto, en una atmósfera como esta y con un violín en vivo de fondo, es una súper experiencia”.

Apunta que a lo anterior habrá que incluir los recorridos que los visitantes pueden realizar por el bosque que rodea a las instalaciones.

Presume que en el Molino de los Reyes se rodaron Veneno para las Hadas, de Carlos Enrique Taboada, en 1984; y Por un vestido de novia, con Pedro Infante Junior, en 1983.

Recuerda que les han solicitado en reiteradas ocasiones ser sedes de otros rodajes, propuestas que han rechazado por los incontables compromisos que tienen al atender el hotel y restaurante. “Es bastante difícil cerrar todo para una filmación”.

Por último, comenta que a la gente le gusta mucho visitarlos por su ubicación y privacidad, “como todos los tesoros, está escondido”.

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