Redacción
México.- A pesar de una mayor conciencia social, leyes más estrictas y una respuesta estatal más presente, la violencia feminicida persiste en América Latina. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destaca en su último informe que una mujer es asesinada por razones de género cada dos horas en la región, afectando a 26 países y territorios.
En 2022, se reportaron 4,050 víctimas de feminicidios en América Latina, según cifras proporcionadas por los Estados. Sin embargo, los colectivos feministas sostienen que estas estadísticas subestiman la magnitud del problema.
Las manifestaciones y protestas en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25N) fueron notables en toda la región. Desde la playa de Copacabana en Río de Janeiro, Brasil, hasta las calles de Buenos Aires, Argentina, y el Zócalo de Ciudad de México, las mujeres alzaron sus voces contra la violencia de género.
La Cepal señala que los feminicidios son «la expresión extrema de la desigualdad, la discriminación y las múltiples formas de violencia contra las mujeres y las niñas». Las mujeres y activistas exigieron justicia y respuestas concretas de los gobiernos.
Las protestas abordaron diversas preocupaciones, incluidas las amenazas a los derechos adquiridos, como el derecho al aborto, en medio de cambios políticos en la región. En Argentina, las feministas expresaron su determinación de no retroceder en derechos ganados, y en Ciudad de México, el Zócalo se transformó en un «cementerio» simbólico para recordar a las mujeres asesinadas.
La Cepal destaca que la violencia feminicida refleja la necesidad de abordar profundamente la desigualdad y la discriminación de género. A pesar de los avances en la conciencia social, la región aún enfrenta desafíos significativos para garantizar la seguridad y los derechos de las mujeres.
Los gobiernos también están siendo instados a tomar medidas más contundentes. La vicepresidenta colombiana anunció la creación de un Viceministerio de la Mujer para fortalecer la prevención de la violencia de género, y la presidenta peruana participó en una concentración en Lima, donde se exigieron más recursos para abordar este problema.
La lucha contra la violencia feminicida destaca la necesidad de transformaciones profundas en la región para garantizar que las mujeres y las niñas vivan vidas libres de violencia. Aunque las manifestaciones son un paso importante, el desafío persiste en la implementación de políticas efectivas y cambios sociales duraderos.