Redacción
Estados Unidos.- La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) ha emitido su Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2024, donde destaca el alarmante cambio en el panorama de las drogas, pasando de sustancias de origen vegetal a las sintéticas, como el fentanilo y la metanfetamina. Esta transición ha provocado lo que la DEA describe como «la crisis de drogas más peligrosa y mortal que jamás haya enfrentado Estados Unidos».
Anne Milgram, directora de la DEA, señala a los cárteles de Sinaloa y Jalisco en México, junto con China, como los principales responsables de esta situación. Estas organizaciones criminales no solo controlan la producción y las rutas de transporte de drogas dentro de México, sino que también tienen una presencia significativa en ciudades estadounidenses a lo largo de la frontera suroeste y en otros puntos estratégicos.
Además del tráfico de drogas, los cárteles están involucrados en una serie de actividades delictivas, incluido el tráfico de armas, el lavado de dinero, el tráfico de personas y el soborno. Su alcance se extiende globalmente, con presencia en varios continentes.
La DEA también señala a China como un eslabón importante en esta cadena, ya que las organizaciones criminales dependen de empresas químicas y prensas de pastillas chinas para la fabricación de drogas sintéticas. El uso de sistemas bancarios clandestinos con sede en China para el lavado de dinero también ha sido identificado como una práctica común entre los cárteles.
El fentanilo, en particular, se ha convertido en la amenaza de drogas más letal en Estados Unidos, causando casi 38,000 muertes solo en los primeros seis meses de 2023. Su potencia y su capacidad para imitar pastillas de medicamentos recetados lo hacen especialmente peligroso.
La producción de drogas sintéticas no está sujeta a los mismos desafíos que las drogas tradicionales, ya que pueden fabricarse en cualquier momento y lugar con los productos químicos y el equipo adecuados. Esta facilidad de producción representa un desafío significativo para las autoridades encargadas de combatir el tráfico de drogas.