Redacción
Estados Unidos.- Donald Trump ha marcado un hito en la historia política de Estados Unidos al convertirse en el primer expresidente del país en ser condenado en un juicio penal. El veredicto de culpabilidad por falsificación de registros comerciales, emitido por un jurado en la ciudad de Nueva York, ha generado un intenso debate sobre las posibles consecuencias legales y políticas que enfrentará el exmandatario.
Aunque Trump enfrentaba un total de 34 cargos, el jurado no lo absolvió de ninguno de ellos, lo que podría traducirse en multas de hasta 5 mil dólares y una pena máxima de cuatro años de prisión por cada cargo. Sin embargo, según expertos legales, es probable que las penas se cumplan de manera concurrente, lo que limitaría su tiempo en prisión a cuatro años en total.
Dan Horwtitz, un abogado especializado en defensa de casos de «cuello blanco», ha sugerido que la opción más probable para Trump sería el arresto domiciliario, lo que le permitiría continuar su campaña electoral de forma virtual.
El juez encargado del caso, Juan Merchan, tiene diversas opciones a la hora de dictar sentencia, incluyendo periodos de cárcel de meses o semanas, o incluso la posibilidad de cumplir la pena los fines de semana y permanecer en libertad condicional el resto del tiempo.
La edad de 77 años de Trump, su estatus y la ausencia de antecedentes delictivos son considerados factores que podrían influir en la decisión del juez. Sin embargo, según análisis de casos similares, la probabilidad de que Trump termine en prisión es baja, con solo uno de cada diez condenados por delitos similares cumpliendo penas de cárcel.
La sentencia se dará a conocer el 11 de julio, cuatro días antes del inicio de la convención del Partido Republicano, donde se espera que Trump sea proclamado oficialmente como candidato para las elecciones de noviembre. No obstante, una posible apelación por parte del exmandatario podría retrasar cualquier entrada en prisión.
A pesar de las incertidumbres, Trump continúa siendo un hombre libre y una eventual sentencia de cárcel no invalidaría su candidatura ni su posible presidencia futura, ya que la constitución estadounidense no establece requisitos específicos sobre antecedentes penales para ocupar el cargo de presidente.