Redacción
Argentina.- Desde la asunción del presidente libertario Javier Milei en diciembre, la inflación ha mostrado una tendencia a la baja en Argentina. Sin embargo, muchos argentinos aún no sienten un alivio en su economía diaria debido a los bajos salarios y al incremento en los costos de los servicios públicos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó el jueves que el índice de inflación de mayo fue del 4,2%, cifra menor a la proyectada por los analistas consultados por el banco central, quienes esperaban un 5,2%.
A pesar de esta tendencia descendente, con cinco meses consecutivos de disminución y un aumento acumulado del 71,9% en lo que va del año y del 276% en los últimos 12 meses hasta mayo, la vida cotidiana de los argentinos sigue siendo un desafío económico.
Los ingresos, como el salario mínimo de 234.315 pesos (aproximadamente US$260), resultan insuficientes frente a las fuertes subidas en las tarifas de servicios públicos y transporte. «El tema de la inflación todavía no lo noto, no entiendo todavía en qué está bajando la inflación», comenta Silvia Castro, una jubilada de 65 años, reflejando el sentir de muchos ciudadanos que ven encarecerse los impuestos, servicios, combustibles y seguros.
El gobierno de Milei ha implementado ajustes en el gasto público, lo que ha generado una recesión que ha empujado a más de la mitad de la población a la pobreza. Aunque las autoridades aseguran que «lo peor ya pasó» y esperan una reactivación económica en la segunda mitad del año, la realidad en las calles es otra. Laura Basualdo, una comerciante de 53 años, observa cómo sus clientes buscan incansablemente ofertas para poder sobrevivir. «Cada vez nuestra plata se va achicando más, es cada vez menos y hoy es un lujo comer», afirma.
La disminución de la inflación aún no se traduce en una mejora palpable para la mayoría de los argentinos, quienes siguen enfrentando una difícil situación económica mientras esperan que las prometidas mejoras del gobierno finalmente lleguen.