Un equipo de científicos y tecnólogos ha encontrado evidencia de que la Inteligencia Artificial (IA) puede llevar a cabo un proceso de «aprendizaje por pensamiento», lo que implica la capacidad de autocorregirse y llegar a nuevas conclusiones por sí misma. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Trends in Cognitive Sciences.
Tania Lombrozo, profesora de psicología y codirectora de la iniciativa «Mentes Naturales y Artificiales» de la Universidad de Princeton, ha destacado que existen demostraciones recientes de este tipo de aprendizaje en grandes modelos lingüísticos de IA. «A veces ChatGPT se corrige a sí mismo sin que nadie se lo diga explícitamente; eso es similar a lo que ocurre cuando las personas se dedican a aprender pensando», explicó Lombrozo.
Lombrozo identificó cuatro ejemplos de aprendizaje mediante el pensamiento en los seres humanos, como explicar un concepto complejo o reorganizar los muebles de una habitación. Estos procesos mentales revelan una capacidad para identificar y corregir lagunas de conocimiento. De manera similar, los sistemas de IA muestran estos procesos de aprendizaje cuando se les pide profundizar en un tema complejo, lo que les permite corregir o perfeccionar sus respuestas iniciales.
Los investigadores señalan que la IA puede perfeccionar su capacidad de razonamiento cuando se le presentan tareas que requieren reflexión y análisis, como establecer analogías o realizar razonamientos paso a paso. Esto se ha observado, por ejemplo, en la industria de los videojuegos, donde los motores de simulación permiten a los modelos de IA utilizar los resultados de simulaciones como insumos para el aprendizaje.
«Esto plantea la cuestión de por qué tanto las mentes naturales como las artificiales tienen esas características, o qué función cumple el aprendizaje por el pensamiento y por qué es valioso», plantea Lombrozo en su estudio. La investigadora concluye que «aprender pensando es una especie de aprendizaje a la carta», subrayando la importancia de este proceso tanto en los humanos como en las inteligencias artificiales.
Estos hallazgos sugieren que la IA está evolucionando hacia formas de aprendizaje más avanzadas, aproximándose cada vez más a los mecanismos de pensamiento humanos.