Ubicado en el Cerro Pachón, en los Andes chilenos, el Observatorio Vera C. Rubin está a punto de marcar un hito en la astronomía moderna. Equipado con una cámara digital de 3.200 megapíxeles, la más grande jamás construida, el telescopio será capaz de capturar con un detalle inigualable una vasta porción del cielo austral, cubriendo el equivalente a 40 lunas llenas en cada toma. Este proyecto científico, que comenzó en 2015, entrará en funcionamiento a fines de 2025, luego de completar las fases de pruebas finales.
El Observatorio Rubin llevará a cabo el Legacy Survey of Space and Time (LSST), un ambicioso estudio de 10 años que generará aproximadamente 20 terabytes de datos por noche. Este enorme flujo de información permitirá a los astrónomos crear una suerte de “película” del universo, identificando objetos cuya posición o brillo cambie con el tiempo, y permitirá avances en la comprensión de fenómenos como la materia oscura y la energía oscura.
El telescopio se destaca por su diseño compacto y su capacidad para reposicionarse en solo cinco segundos, gracias a una innovadora combinación de espejo primario y terciario en una sola superficie. Además, la estructura, que pesa 220 toneladas, ha sido equipada con motores de alta precisión para evitar vibraciones, lo que garantiza una calidad de imagen superior.
Entre los objetivos de observación, el Rubin pretende mapear la Vía Láctea con una precisión sin precedentes, inventariar objetos del sistema solar –incluidos potenciales asteroides cercanos a la Tierra y el enigmático “Planeta Nueve”– y explorar fenómenos cósmicos transitorios como las supernovas. La capacidad de este telescopio para emitir alertas en tiempo real permitirá a los astrónomos seguir estos eventos al instante, optimizando la respuesta científica global.
El observatorio, que lleva el nombre de la pionera astrónoma Vera C. Rubin, ha sido financiado por la Fundación Nacional para la Ciencia, la Oficina de Ciencia del Departamento de Energía de EE. UU. y donaciones privadas de figuras como Charles Simonyi y Bill Gates. Aunque es un proyecto estadounidense, su ubicación en Chile responde a las excepcionales condiciones de los cielos andinos, que ofrecen baja contaminación lumínica y una atmósfera ideal para la observación astronómica.
Se espera que el Observatorio Rubin transforme el estudio del cosmos y ofrezca respuestas a algunos de los misterios más profundos del universo, brindando un legado duradero para futuras generaciones de científicos y para el conocimiento humano.