Un estudio de la Universidad Gazi de Turquía, presentado en la 62.ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica, reveló que la exposición prolongada a la luz azul emitida por dispositivos como teléfonos inteligentes y tabletas puede acelerar el crecimiento óseo y adelantar la pubertad. Este hallazgo plantea interrogantes sobre los efectos de las pantallas en la salud de los niños, cada vez más expuestos a estas tecnologías desde edades tempranas.
En la investigación, se analizaron 36 ratas de 21 días de edad divididas en tres grupos con diferentes exposiciones a la luz azul: ciclo normal, seis horas y 12 horas diarias. Los resultados mostraron que las ratas expuestas a mayores periodos de luz azul presentaron un crecimiento óseo más rápido, en particular en los fémures, y alcanzaron la pubertad antes que las expuestas a condiciones de luz estándar.
Crecimiento acelerado, pero con riesgos
Aunque un crecimiento más rápido podría parecer ventajoso, la doctora Aylin Kilinç Ugurlu, investigadora principal, advirtió sobre los riesgos a largo plazo. «La exposición prolongada a la luz azul puede provocar maduración temprana de las placas de crecimiento en los huesos, lo que podría resultar en una estatura final más baja en la adultez», señaló.
El estudio también destacó que la exposición a la luz azul genera cambios estructurales tempranos en las placas de crecimiento, áreas clave para la elongación ósea durante la infancia y adolescencia. En los humanos, estas placas se solidifican al final de la pubertad, marcando el fin del crecimiento en altura, lo que refuerza la importancia de proteger a los niños de una exposición excesiva a pantallas.
Investigación en curso
Aunque los hallazgos son preliminares y se basan en estudios en ratas, los investigadores planean analizar los efectos a largo plazo de la exposición a la luz azul en el desarrollo esquelético de ratas adultas. Esto podría ofrecer pistas sobre los impactos en niños humanos y guiar medidas preventivas para un uso más seguro de dispositivos electrónicos.
«Queremos entender si ciertos niveles de exposición son reversibles o permanentes y cómo podrían afectar la altura y la salud ósea en el futuro», concluyó Kilinç Ugurlu.
Este estudio abre un nuevo debate sobre el impacto de la tecnología en el desarrollo infantil y destaca la necesidad de más investigaciones para establecer pautas que protejan a las nuevas generaciones.