La contaminación marina ha alcanzado nuevas profundidades. Un equipo internacional de investigadores ha descubierto basura humana en la Fosa de Calipso, el punto más profundo del mar Mediterráneo, ubicado a 5,112 metros bajo la superficie en el Mar Jónico, frente a la costa del Peloponeso, Grecia.
El hallazgo, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, documenta 167 objetos en el lecho marino, entre ellos plásticos, fragmentos de vidrio, metales y papel. De estos, 148 fueron clasificados como residuos marinos y 19 como de origen claramente antropogénico, es decir, derivados directamente de la actividad humana. Los científicos advierten que se trata de una de las mayores concentraciones de basura detectadas a tal profundidad en el planeta.
Para alcanzar esta región remota, los expertos utilizaron el submarino tripulado Limiting Factor, una avanzada nave de inmersión profunda que permitió documentar visualmente la presencia de estos desechos. Las imágenes obtenidas revelan que la contaminación marina no se limita a las costas ni a la superficie, sino que alcanza también los lugares más recónditos del océano.

La Fosa de Calipso, una trinchera cerrada a unos 60 kilómetros de la costa griega, presenta condiciones geográficas que favorecen la acumulación de basura. Las corrientes marinas débiles y la morfología del terreno hacen que materiales ligeros como plásticos queden atrapados en el fondo, convirtiendo el lugar en un punto crítico para el estudio de la contaminación marina profunda.
Este descubrimiento se suma a la creciente evidencia de que la actividad humana está dejando una huella irreversible en los ecosistemas marinos. Los expertos advierten que el Mediterráneo, uno de los mares más afectados por la presión humana, enfrenta un deterioro alarmante. Con millones de toneladas de plástico que ingresan cada año a los océanos, la situación exige acciones coordinadas a nivel internacional.
“Lo que estamos viendo en la Fosa de Calipso es un síntoma de un problema global que se agrava día a día”, señalan los investigadores. Y concluyen: “La conservación de los fondos marinos no puede seguir siendo ignorada. Estamos contaminando incluso los lugares donde jamás habíamos llegado físicamente antes”.