La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó este viernes la primera prueba de sangre para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer, un avance que podría transformar el acceso y la precisión en la detección temprana de este trastorno neurológico.
El innovador dispositivo fue desarrollado por Fujirebio, una empresa japonesa de biotecnología, y representa un cambio significativo respecto a las técnicas actuales, que requieren procedimientos invasivos como la punción lumbar para obtener líquido cefalorraquídeo. La nueva prueba, en cambio, solo necesita una muestra de sangre, lo que podría reducir barreras para millones de pacientes.
Michelle Tarver, alta funcionaria de la FDA, destacó que esta aprobación “hace que el diagnóstico del Alzheimer sea más fácil y potencialmente más accesible para los pacientes estadounidenses en las primeras etapas de la enfermedad”.
Un estudio de la propia agencia reguladora concluyó que el análisis de sangre “puede predecir de manera confiable” la presencia de proteínas anormales relacionadas con el Alzheimer en pacientes que presentan deterioro cognitivo. Esto abre la puerta a diagnósticos más tempranos, tratamientos oportunos y un mejor reclutamiento para ensayos clínicos.
Actualmente, unos 6.7 millones de estadounidenses viven con Alzheimer, cifra que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman podría duplicarse para 2060 debido al envejecimiento poblacional. El impacto económico es también alarmante: los costos asociados con la demencia —de la cual el Alzheimer es la forma más común— podrían alcanzar los 384 mil millones de dólares en 2024 y casi un billón en 2050.
Además de facilitar el diagnóstico, la prueba aprobada podría aliviar la carga del sistema de salud al reemplazar procedimientos costosos y complejos. Según la Asociación del Alzheimer, este tipo de análisis representa una esperanza para detectar la enfermedad antes de que sus efectos sean irreversibles.
El riesgo de padecer Alzheimer actualmente es de uno en cinco para las mujeres y de uno en diez para los hombres a partir de los 45 años. Con este avance, expertos confían en que la detección temprana sea más efectiva, equitativa y menos traumática para los pacientes y sus familias.