25 de June de 2025 New York

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“Tzofo”, un documental sanador que entrelaza la memoria, el idioma otomí y la voz materna

En un ejercicio profundo de introspección, memoria y reconciliación, el cineasta Salvador Martínez Chacruna presenta Tzofo —que significa “siembra” en otomí—, su primer largometraje documental, centrado en la figura de su madre, Juliana Martínez, y construido como una catarsis personal y colectiva.

Filmado en las regiones otomíes de Malinalco y Toluca, Estado de México, Tzofo es más que un retrato familiar: es un gesto de sanación, una exploración del subconsciente y una propuesta cinematográfica que pone al centro las voces, los paisajes y la cosmovisión indígena. “Es un documental sanador y un abrazo al mundo”, define su autor.

El proyecto nació durante la pandemia por COVID-19, cuando madre e hijo sostuvieron largas conversaciones en otomí. De esas charlas surgieron seis entrevistas en audio que se convirtieron en el hilo narrativo de la cinta, donde Juliana nunca aparece hablando directamente a la cámara, pero su voz lo llena todo. A través de una narración en voz en off, la película documenta sus recuerdos, sueños y dolores con una sensibilidad que transita entre lo íntimo y lo universal.

Martínez Chacruna admite que la realización del documental, que tomó más de cuatro años, lo confrontó emocionalmente y le permitió reorganizar su historia personal. “De pronto olvidé que era el hijo de la protagonista. Fue un proceso de multi disfrute y también de liberación”, afirma.

La dirección de fotografía corrió a cargo de Diana Garay, cuya mirada contribuyó a dotar al filme de una calidad visual y técnica que potencia su propuesta estética. El trabajo de animación, a cargo de Esteban Azuela, también fue clave para reforzar los momentos oníricos y simbólicos del relato.

El uso del idioma otomí como canal principal de comunicación fue, para el director, una decisión narrativa esencial. “El otomí tiene una musicalidad única, como si fuera una sinfonía. Eso marcó la pauta de todo”, explica, reconociendo la influencia de cineastas como Tatiana Huezo en el tratamiento sonoro.

Tzofo es también una apuesta por abrir caminos de producción audiovisual desde y para los pueblos originarios. “Espero que sirva de inspiración para que más comunidades encuentren en el cine una forma de contar sus historias con autenticidad y dignidad”, concluye Martínez Chacruna, quien ya contempla nuevos proyectos en los terrenos de la ficción y el documental, aunque asegura que tomará su tiempo para recuperarse creativamente tras este viaje emocional.

Tzofo, en su forma y fondo, siembra memoria, identidad y afecto, y confirma que lo personal también puede ser profundamente político.

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