Durante mayo, México se ubicó entre los 10 países con mayor inflación alimentaria dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al registrar una variación anual de 5.1% en los precios de los alimentos, por encima del promedio del bloque, que fue de 4.6%.
De acuerdo con los datos publicados por la OCDE, la inflación alimentaria en México repuntó de manera significativa respecto a abril, cuando se reportó una tasa anual de 3.6%. Este incremento coloca al país por debajo únicamente de naciones como Turquía (32.9%), Japón (6.9%) e Islandia (5.9%) dentro del grupo de 38 economías que conforman el organismo.
Alberto Ramos, economista para América Latina en Goldman Sachs, advirtió que el alza en frutas y verduras se ha convertido en una fuente de presión inflacionaria que impacta también los precios de servicios, generando rigideces en la inflación subyacente.
Por su parte, Pamela Díaz, economista para México en BNP Paribas, señaló que el precio del pollo ha sido afectado por brotes de gripe aviar en Estados Unidos y Brasil, lo cual encarece productos como el pollo rostizado, que forman parte del índice subyacente monitoreado por el Banco de México. Díaz enfatizó que, aunque los alimentos no responden directamente a la política monetaria, su encarecimiento puede trasladarse a otros sectores.
Arturo Vieyra, economista jefe de Coppel, subrayó el impacto social de esta inflación, ya que los hogares con menores ingresos destinan una mayor proporción de su gasto a alimentos, por lo que son los más afectados por este fenómeno.
En su informe Economic Outlook, la OCDE advirtió que México mantiene una alta exposición al ciclo económico de Estados Unidos, lo que añade incertidumbre a las expectativas de inflación y crecimiento para el resto del año.
Además, en el rubro de energéticos, México reportó una inflación anual de 3.5% en mayo, también por encima del promedio de los países OCDE, que fue de -0.3%, reflejando presiones adicionales en el costo de vida.