Una investigación reciente ha puesto en el foco a los voluntarios mexicanos en Ucrania, al sugerir sus posibles lazos con el crimen organizado. Según Intelligence Online, la participación de estos mexicanos en la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania no responde a convicciones ideológicas, sino al interés en adquirir habilidades avanzadas en manejo de drones.
Autoridades ucranianas y el Centro Nacional de Inteligencia de México señalan que algunos voluntarios buscan perfeccionar técnicas de guerra con drones. El temor reside en que estas habilidades terminen en manos de organizaciones criminales como Los Zetas. Las academias FPV, especializadas en drones kamikazes, se han vuelto un imán para aquellos con antecedentes criminales.
El caso de «Águila-7» ilustra esta problemática. Con una identidad falsa, este exmiembro del GAFE mexicano se unió a las filas ucranianas, destacando por su dominio en tecnología militar. Sin embargo, su pasado vinculado a Los Zetas genera preocupación sobre sus verdaderas intenciones.
Ucrania se ha convertido en un centro de formación en guerra con drones. Aunque inicialmente exclusivo para ucranianos, la escalada del conflicto abrió las puertas a extranjeros. Esto ha permitido que personas con posibles conexiones criminales accedan a entrenamiento avanzado, preocupando a las autoridades sobre el uso de estas tácticas al regresar a sus países de origen.
Rusia también ha señalado la implicación de empresas militares privadas de EE.UU. en el reclutamiento de narcotraficantes para el conflicto en Ucrania. Esta situación resalta un peligroso cruce entre la guerra y el crimen organizado, donde la tecnología de drones se vuelve una herramienta de poder.