En América Latina, 61 millones de niños y niñas comienzan su viaje educativo con la esperanza de un futuro mejor. Sin embargo, un inquietante 55.7% logra alfabetizarse adecuadamente en sus primeros años. México, un país vibrante y lleno de potencial, no es ajeno a esta problemática—uno de cada tres estudiantes de tercer grado no comprende lo que lee. Se trata de un rezago que no solo amenaza su desempeño escolar, sino que también limita sus oportunidades de vida.
La UNESCO y UNICEF han levantado la voz, calificando esta situación como una crisis de aprendizajes en la región. En respuesta, México se prepara para ser el anfitrión del Encuentro Regional por la Alfabetización en 2026, un foro que promete visibilizar la problemática y buscar soluciones colectivas.
“La alfabetización es más que aprender a leer y escribir; es la llave para comprender e interpretar el mundo”, señala Paloma Infestas, una especialista en educación para la paz. Negar este derecho, explica, es condenar a millones de niños a la exclusión social.
Al frente de la Fundación Coppel, se subraya que resolver esta crisis no es tarea de un solo sector. Exige alianzas público-privadas, apoyo social y un liderazgo político decidido. “No basta con iniciativas aisladas; necesitamos que los gobiernos prioricen la alfabetización en sus agendas educativas”, apunta Infestas.
El desafío es claro: lograr que los niños dominen la lectura y escritura a más tardar en tercer grado de primaria, cimentando así su futuro académico. Sin estas habilidades, advierten los expertos, los estudiantes enfrentan una desventaja casi insalvable.
La Fundación Coppel, en colaboración con el Instituto Natura y la organización Zorro Rojo, ha cofinanciado la estrategia de Aprendizajes Fundamentales, beneficiando ya a 1.3 millones de estudiantes en México. Esta iniciativa se extiende al norte del país, con la esperanza de expandirse aún más.
El Encuentro Regional por la Alfabetización 2026 será una plataforma donde países como Argentina, Chile, Colombia y Perú compartirán avances y asumirán compromisos. Habrá un reconocimiento especial a los maestros que, desde la primera línea, logran cada día avances significativos.
Es imperativo que cada sector de la sociedad se involucre. Los padres, muchas veces con rezagos de alfabetización, deben acompañar a sus hijos en este proceso vital, que no solo se aprende en el aula, sino también en el hogar.
El camino es arduo, pero con compromiso y colaboración, se puede construir un futuro donde cada niño tenga la oportunidad de escribir su propia historia.