La International Diabetes Federation (IDF) confirmó en 2025 el reconocimiento oficial de la diabetes tipo 5, una nueva clasificación que marca un antes y un después en el entendimiento de esta enfermedad.
Hasta ahora, los casos se enmarcaban dentro de la diabetes tipo 1, tipo 2 o la gestacional, además de subtipos raros como MODY o LADA. Sin embargo, tras revisar evidencia clínica y genética acumulada durante la última década, la IDF determinó que la tipo 5 presenta características propias que ameritan su reconocimiento como entidad independiente.
¿Qué distingue a la diabetes tipo 5?
Los especialistas la describen como metabólicamente agresiva y de aparición temprana, con rasgos muy distintos a los perfiles clásicos:
- Afecta a jóvenes delgados y saludables, sin relación directa con obesidad o sedentarismo.
- Progresión rápida, con deterioro pancreático más acelerado que en otros tipos.
- Resistencia a terapias convencionales, incluidos insulina y fármacos orales.
- Mayor riesgo de complicaciones renales y cardiovasculares a edades tempranas.
Diferencias con otros tipos
- Tipo 1: es autoinmune; la tipo 5 se relaciona más con mutaciones genéticas y disfunciones metabólicas.
- Tipo 2: ligada a obesidad y hábitos de vida; la tipo 5 surge en individuos de peso normal.
Durante años se confundió con MODY 5, una diabetes monogénica rara, pero la comunidad científica ya distingue ambas como entidades diferentes.
Un cambio con impacto global
Este reconocimiento no se trata solo de nomenclatura: obliga a ajustar diagnósticos, guías médicas y políticas de salud pública. Muchos pacientes habían sido mal clasificados como tipo 1 o 2, recibiendo tratamientos poco efectivos.
Los expertos advierten que la diabetes tipo 5 es más peligrosa, pues progresa más rápido y afecta a personas que, en apariencia, estaban fuera del perfil de riesgo. No existe cura, pero su identificación permitirá orientar la investigación hacia tratamientos personalizados y detección temprana.
Un mensaje clave para pacientes
La conclusión es contundente: ser joven y delgado no significa estar a salvo de la diabetes. La vigilancia médica, los chequeos periódicos y las pruebas especializadas serán esenciales en la lucha contra esta nueva forma de la enfermedad.