La Asamblea Nacional de Corea del Sur aprobó una ley que marca un antes y un después en la historia del país: a partir de ahora, los tatuadores serán reconocidos como profesionales y ya no necesitarán una licencia médica para ejercer su labor artística. En su lugar, contarán con un permiso especial que los respalde como trabajadores legales.
Con esta decisión, tomada el 25 de septiembre durante la novena sesión plenaria de la 429° Asamblea Nacional en Seúl, se pone fin a 33 años de clandestinidad. Hasta ahora, tatuarse era considerado ilegal y los estudios funcionaban en la sombra, promocionándose de manera privada o en redes sociales.
Una victoria cultural y social
El nuevo sistema establecerá reglas claras en torno a la educación, higiene y evaluaciones profesionales, garantizando que la población pueda acceder a tatuajes de forma segura y que los artistas obtengan un reconocimiento legítimo.
En Corea del Sur, los tatuajes han cargado con un estigma cultural durante décadas, asociados a grupos con connotaciones negativas. Sin embargo, las nuevas generaciones, influenciadas por tendencias internacionales y el turismo, han impulsado un cambio de percepción que finalmente encontró eco en el Parlamento.
“Desde 1992 y 2009, la Corte Suprema presentó fallos sobre estas propuestas; desde entonces hemos podido avanzar paso a paso, con debates, hasta llegar al día de hoy”, expresó Park Ju-Min, legislador del Partido Demócrata.
Licencia especial para tatuadores
La ley establece que quienes deseen ejercer esta profesión deberán aprobar un examen nacional para obtener una licencia especial de tatuador, diferente a la médica. El registro ya está abierto, aunque la legislación entrará en vigor dentro de dos años.
Entre aplausos y lágrimas, cientos de artistas del tatuaje celebraron en la sede legislativa esta aprobación histórica, que no sólo legaliza su oficio, sino que lo dignifica como parte de la cultura y expresión contemporánea en Corea del Sur.