La empresa alemana Adidas alcanzó un acuerdo reparatorio con artesanos indígenas de Villa Hidalgo Yalálag, en el estado de Oaxaca, tras ser acusada de plagiar el diseño del huarache tradicional de esa comunidad zapoteca.
El Gobierno de México confirmó que el convenio fue resultado de varias reuniones entre la marca y representantes de la comunidad, acompañadas por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y el Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor), las instancias encargadas de garantizar los derechos culturales y de propiedad colectiva.
“Se llegó a varios acuerdos con la marca. El acuerdo de resarcimiento todavía no se puede anunciar públicamente, pero tiene que ver con algunas infraestructuras que pidió la propia comunidad”, informó Marina Núñez Bespalova, subsecretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura.
La funcionaria explicó que el calzado no se venderá, pues los zapatos fueron retirados del mercado de inmediato tras la denuncia, y que se evalúa “algún tipo de colaboración más adelante” entre Adidas y la comunidad oaxaqueña.
El conflicto comenzó el pasado 4 de agosto, cuando la compañía presentó las sandalias “Oaxaca slip-on”, diseñadas en colaboración con el estadounidense Willy Chavarría. La pieza generó una ola de críticas por su similitud con el huarache tradicional de Yalálag, sin reconocimiento a sus creadores.
Cuatro días después, el 8 de agosto, Adidas solicitó al Gobierno de Oaxaca establecer un diálogo para reparar el daño cultural, mientras el secretario de Cultura estatal, Flavio Sosa, exigió que la empresa reconociera que el diseño pertenece históricamente a la comunidad, además de retirar el producto y garantizar la no repetición del caso.
El tema escaló hasta el nivel federal, cuando la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que los huaraches son “propiedad intelectual colectiva” y que debía cumplirse con la ley de patrimonio.
Finalmente, el 21 de agosto, Adidas ofreció una disculpa pública por la apropiación cultural indebida y reafirmó su compromiso de trabajar “de manera colaborativa con la comunidad Yalálag”, a través de un diálogo “basado en el respeto, la escucha y el reconocimiento de su herencia cultural”.
El acuerdo marca un precedente importante en México en materia de protección del patrimonio cultural indígena frente a la explotación comercial sin consentimiento, y refuerza la exigencia de reconocimiento y justicia cultural para los pueblos originarios del país.