Sin que nadie lo anticipara —y según admiten allegados, ni él mismo—, el abogado y congresista José Jerí (38 años) se convirtió en la madrugada de este viernes en presidente interino de Perú, tras la destitución exprés de Dina Boluarte por “permanente incapacidad moral”.
El Congreso peruano, con 118 votos a favor de los 122 legisladores presentes, aprobó la vacancia de Boluarte en una sesión de emergencia convocada cerca de la medianoche, a la que la mandataria no asistió por considerar que no se respetaba su derecho a la defensa.
En su primer mensaje a la nación, Jerí, quien hasta el jueves presidía el Parlamento, juró el cargo “por todos los peruanos” y aseguró que asumía “con humildad” el reto de dirigir un gobierno de transición, empatía y reconciliación nacional.
“Declaro la guerra a la delincuencia, tenemos a nuestra policía nacional y a nuestras fuerzas armadas; este gobierno será de unidad y reconstrucción moral”, expresó el nuevo mandatario.
Un ascenso inesperado
Jerí nació en el distrito limeño de Jesús María y es abogado egresado de la Universidad Nacional Federico Villarreal y la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Afiliado desde 2013 al partido Somos Perú, ha tenido una carrera política discreta. En 2021 accedió al Congreso como accesitario (suplente) del expresidente Martín Vizcarra, tras la inhabilitación de este.
Su llegada al poder está marcada por la polémica: a inicios de año fue denunciado por violación sexual, aunque el caso fue archivado hace dos meses. También enfrentó una acusación por soborno, de la que fue exonerado por falta de pruebas.
El pasado 26 de julio, fue elegido presidente del Congreso pese a que la investigación por agresión sexual seguía abierta, lo que generó críticas de colectivos feministas y sectores opositores.
La caída de Dina Boluarte
La destitución de Dina Boluarte, de 63 años, se precipitó después de que los partidos que la respaldaban —Fuerza Popular, de Keiko Fujimori; Alianza para el Progreso y Renovación Popular, de Rafael López Aliaga— retiraran su apoyo en medio de una creciente ola de violencia e inseguridad en el país.
Durante el debate parlamentario, la legisladora Norma Yarrow argumentó que “la presidenta vive en una fantasía mientras la criminalidad se desborda” y exigió su vacancia “como castigo político y moral”.
A Boluarte se le imputaban presunto enriquecimiento ilícito por el uso indebido de relojes Rolex de lujo y responsabilidad política en la matanza de decenas de manifestantes durante las protestas de 2022 y 2023, cuando asumió la Presidencia tras la destitución de Pedro Castillo.
La exmandataria —quien carecía de bancada propia— prometió en 2021 renunciar si Castillo era removido, pero tras su caída, decidió mantenerse en el cargo, lo que amplificó la percepción de traición y crisis de legitimidad.
Crisis política y violencia social
El relevo presidencial ocurre a seis meses de las elecciones generales, programadas para el 12 de abril de 2026, en las que se elegirá un nuevo presidente, 130 diputados y 60 senadores.
El país enfrenta una ola de criminalidad sin precedentes, detonada por un ataque armado la noche del miércoles contra el grupo de cumbia Agua Marina, que dejó cinco heridos de bala y encendió la indignación pública.
Mientras tanto, miles de manifestantes celebraron la destitución de Boluarte frente al Congreso, agitando banderas peruanas y exigiendo “un nuevo comienzo”.
Con su inesperado ascenso, José Jerí inicia un gobierno que promete reconciliación y firmeza, pero que nace bajo la sombra de la desconfianza, los escándalos personales y la urgencia de restaurar la estabilidad política en un país exhausto por años de crisis institucional.