12 de October de 2025 New York

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México, el país que más refrescos bebe en el mundo

México enfrenta una crisis silenciosa, dulce y letal. Con un consumo promedio de 166 litros de refresco por persona al año, el país se ha convertido en el mayor consumidor de bebidas azucaradas del mundo y en el epicentro de una epidemia de obesidad y diabetes que afecta a millones.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), más del 70% de los adultos y el 35% de los niños y adolescentes viven con sobrepeso u obesidad. Un hábito tan cotidiano como abrir una botella de refresco está detrás de uno de cada tres nuevos casos de diabetes en el país, según un estudio publicado en Nature Medicine.

El mismo análisis, realizado en 184 países, colocó a México a la cabeza entre las 30 naciones más pobladas con el mayor número de nuevos casos de diabetes atribuibles al consumo de refrescos: 2,007 por millón de adultos, seguido por Colombia (1,971).

Un impuesto para salvar vidas

Frente a esta emergencia, el Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha propuesto elevar a 3 pesos por litro el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas.

“No se trata de recaudar más recursos, sino de proteger la salud de los mexicanos”, ha reiterado la mandataria. La medida busca desincentivar el consumo y reducir la incidencia de enfermedades crónicas como la diabetes, el daño renal o las enfermedades cardiovasculares.

El impacto del impuesto ya tiene precedentes: cuando se aplicó por primera vez en 2014, con un peso por litro, el consumo cayó 9.7% en apenas dos años. Ahora, con el incremento a 3.1 pesos por litro previsto para 2026, el Gobierno espera una reducción adicional del 7% en los próximos dos años.

El costo humano del azúcar

Los números reflejan el drama de salud pública que atraviesa el país: los casos de diabetes se han triplicado en dos décadas, al pasar de 5.3 millones en 2000 a 14.6 millones en 2022.

El problema se agrava en las regiones más pobres. En Yucatán, el consumo llega a 240 litros por persona al año, y en Chiapas, supera los 800 litros, según Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

“La diabetes y la mortalidad por consumo de bebidas azucaradas golpean más fuerte a las comunidades indígenas, rurales y marginadas urbanas”, advirtió Calvillo.

Además, siete de cada diez niños y adolescentes toman refresco todos los días, incluso en el desayuno. Esto se traduce en que cuatro de cada diez ya presentan sobrepeso u obesidad antes de cumplir 18 años.

El exceso de azúcar no solo acorta la vida: estudios del Instituto Nacional de Salud Pública muestran que las personas que consumen refrescos de forma habitual pierden hasta 10 años de esperanza de vida y enfrentan más riesgo de enfermedades como hígado graso, cirrosis no alcohólica y daño renal crónico.

Un liderazgo amargo

De acuerdo con la Universidad de Tufts, en Boston, México no solo encabeza el consumo global de bebidas azucaradas, sino que lo hace muy por encima de otros países: 8.9 porciones a la semana, frente a 4.9 en Estados Unidos.

El consumo más alto se da entre jóvenes de 20 a 39 años, con 11 porciones semanales, lo que revela una generación atrapada entre la publicidad, la accesibilidad y el hábito.

El impuesto, aseguran los especialistas, no resolverá el problema por sí solo, pero sí es una herramienta comprobada para reducir el consumo. “La experiencia mexicana ya inspiró a otros países a seguir el mismo camino”, destacó el estudio.

Mientras tanto, los datos son claros: cada litro de refresco bebido en exceso le cuesta salud, años de vida y recursos al país. El reto de México es monumental: romper su adicción al azúcar antes de que el azúcar siga cobrándole vidas.

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