23 de October de 2025 New York

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Proteínas en polvo contaminadas con plomo: una investigación revela niveles tóxicos

Lo que comenzó como una moda en los gimnasios se ha convertido en un fenómeno global. Las proteínas en polvo, promocionadas como el secreto del rendimiento físico y la energía, son hoy una industria multimillonaria. Sin embargo, una reciente investigación ha revelado una cara oscura de este mercado: la contaminación con metales pesados tóxico, especialmente plomo.

De acuerdo con un informe publicado el 14 de octubre por Consumer Reports, la mayoría de las 23 marcas de batidos y polvos proteicos más populares en Estados Unidos contienen niveles de plomo superiores a lo considerado seguro para el consumo diario. En más de dos tercios de los productos, una sola porción excedía el límite recomendado, y en los casos más graves se detectaron hasta 15 veces más de lo permitido.

“Desaconsejamos el consumo diario de la mayoría de las proteínas en polvo”, advirtió la química Tunde Akinleye, responsable del estudio. “Muchas contienen altos niveles de metales pesados y ninguna es esencial para cumplir los objetivos nutricionales.”

El veneno oculto en los batidos “saludables”

Los análisis mostraron que las proteínas vegetales, especialmente las elaboradas a base de guisantes o legumbres, presentaron las concentraciones más altas de plomo: entre 6 y 8 microgramos por ración, frente a los 0.5 microgramos diarios que Consumer Reports considera seguros.

El origen del problema se encuentra en la naturaleza misma: las plantas absorben plomo y cadmio del suelo, contaminado por la erosión, los fertilizantes y la combustión de combustibles fósiles. El procesamiento industrial para convertirlas en polvo puede aumentar aún más esa concentración.

Un vacío regulatorio que deja expuesto al consumidor

Pese a la gravedad del hallazgo, Estados Unidos no tiene un límite federal que establezca la cantidad máxima de plomo permitida en suplementos dietéticos. La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) no evalúa ni aprueba los productos antes de su venta, y la industria opera bajo un régimen de autorregulación voluntaria.

Según datos citados por Fortune, la FDA inspeccionó apenas 600 de los 12 mil fabricantes registrados en 2024, y sólo 90 de esas visitas se realizaron a plantas extranjeras, a pesar de que gran parte de la cadena de suministro se encuentra fuera del país.

Aunque algunas marcas presumen certificaciones de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), Consumer Reports advirtió que sus estándares permiten hasta 10 microgramos de plomo al día, es decir, 20 veces más que el límite propuesto por las autoridades de salud de California.

¿De verdad necesitamos tanta proteína?

El entusiasmo por la proteína ha creado lo que los expertos llaman “un halo de salud”: una creencia generalizada de que más proteína equivale a mejor salud. Pero los especialistas insisten en que la mayoría de las personas ya consume suficiente proteína sin necesidad de suplementos.

La periodista Paris Martineau, de Consumer Reports, lo explicó así: “A menos que seas atleta, embarazada o adulto mayor, no necesitas más proteína. Un adulto promedio requiere solo 0.8 gramos por kilo de peso corporal al día, algo que se puede alcanzar fácilmente con alimentos comunes como yogur, pollo o frijoles.”

De hecho, estudios de Harvard Health indican que el estadounidense promedio ya supera esa cifra, con una ingesta que representa el 16% de las calorías diarias, por encima del 10% recomendado.

Riesgos acumulativos y recomendaciones

Los especialistas aclaran que consumir estos productos ocasionalmente no supone un peligro inmediato, pero la exposición prolongada al plomo sí representa un riesgo real, ya que este metal se acumula en el organismo y puede causar daños neurológicos, hipertensión, debilitamiento óseo e incluso cáncer.

Los grupos más vulnerables son niños y mujeres embarazadas, por lo que se recomienda limitar el uso de proteínas en polvo, elegir opciones de origen lácteo o animal, y priorizar alimentos integrales sobre productos ultraprocesados.

“No hay cantidad segura de plomo”, recordó la investigadora Sana Mujahid. “El mejor consejo sigue siendo el más simple: comer comida real.”

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