Las últimas investigaciones científicas sobre el cambio climático revelan señales preocupantes de una aceleración del calentamiento global, acompañada de una disminución en la capacidad de la Tierra para absorber dióxido de carbono (CO₂) y un aumento de los impactos en la salud, la economía y los ecosistemas del planeta.
Así lo señala el informe anual impulsado por el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, Future Earth y The Earth League, que sintetiza los diez hallazgos más relevantes en la ciencia climática publicados en los últimos 18 meses. El documento será una guía clave para las negociaciones de la Cumbre del Clima (COP30), que se celebrará en noviembre en Belém, Brasil.
Más de 70 investigadores de 21 países participaron en el estudio, concluyendo que los datos récord de calentamiento en 2023 y 2024 sugieren “una posible aceleración del calentamiento global”. Los científicos advierten que el rápido calentamiento de los océanos y la intensificación de las olas de calor marinas están dañando ecosistemas vitales y agravando los fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta.
Bosques bajo presión
El informe destaca que los sumideros de carbono terrestres —como bosques y suelos— están mostrando signos de estrés, lo que compromete su capacidad para absorber CO₂.
“Durante mucho tiempo hemos confiado en los bosques y los suelos para limpiar silenciosamente nuestro desastre de carbono, pero su capacidad está disminuyendo”, advirtió Sabine Fuss, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. “Esto significa que podríamos estar subestimando la brecha real de emisiones y la velocidad del calentamiento futuro”, añadió.
Impactos en salud y trabajo
El documento también alerta sobre nuevos brotes de dengue vinculados al aumento de las temperaturas, que favorecen la proliferación de mosquitos transmisores. Asimismo, el estrés térmico laboral derivado del calor extremo amenaza con reducir las horas de trabajo y la producción económica global, especialmente en sectores como la agricultura, la construcción y la manufactura.
A ello se suma el agotamiento acelerado de las aguas subterráneas, un fenómeno que incrementa los riesgos para la agricultura y los asentamientos urbanos.
Un llamado a la acción política
En su apartado de recomendaciones, el informe insta a ampliar la eliminación responsable del dióxido de carbono, centrándose en las emisiones difíciles de reducir, y a fortalecer las normas y la transparencia de los mercados voluntarios de carbono para garantizar resultados reales.
Los autores sostienen que “la combinación de políticas cuidadosamente diseñadas es más eficaz que las medidas aisladas” para alcanzar reducciones profundas y duraderas de las emisiones.
Asimismo, proponen que durante la COP30 se finalice la lista de cien indicadores de adaptación climática, acordada en el programa de trabajo conjunto entre Emiratos Árabes Unidos y Belém, y se establezca una plataforma global de intercambio de conocimientos que sintetice las políticas más eficaces de mitigación.
Con estas advertencias, la comunidad científica lanza un mensaje claro: el calentamiento global está entrando en una fase más rápida y peligrosa, y la acción coordinada entre gobiernos, empresas y sociedad civil es más urgente que nunca para contener su impacto.
 
        