El uso cotidiano y sin control de asistentes virtuales como ChatGPT podría estar afectando la agilidad mental y la salud cognitiva de millones de usuarios, alertó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La institución advierte que depender de la inteligencia artificial (IA) para resolver tareas simples —desde redactar un correo hasta recordar un dato— está generando una “atrofia por desuso” en el cerebro humano.
De acuerdo con Pilar Durán Hernández, académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, la actividad cerebral disminuye drásticamente cuando la tecnología entrega resultados “digeridos” sin exigir esfuerzo mental. Esta delegación constante genera lo que denomina una “mente delegada”, menos activa y con pereza para realizar procesos cognitivos básicos. Mientras una búsqueda tradicional en internet requiere leer, comparar y decidir, los chatbots ofrecen respuestas inmediatas que eliminan el análisis y los pasos lógicos del pensamiento.
El fenómeno, advierte, no es menor. El cerebro opera bajo la regla “úsalo o piérdelo”: cuando las neuronas dejan de trabajar intensamente, pueden perder conexiones e incluso morir. Entre las principales afectaciones están la reducción del procesamiento de información, la debilidad en la conexión entre áreas cerebrales y la pérdida del pensamiento crítico y la curiosidad.
Durán Hernández también alertó sobre otras consecuencias: el abandono de la escritura a mano está deteriorando la capacidad de retención y aprendizaje profundo; la falta de práctica del lenguaje matemático limita el pensamiento abstracto; y la dependencia tecnológica puede llevar a decisiones pobres basadas únicamente en respuestas automáticas. Además, existe el riesgo de adoptar información sesgada generada por sistemas entrenados con datos humanos incompletos o prejuiciados.
Ante este panorama, especialistas recomiendan modificar la forma de interactuar con la IA. No se trata de desecharla, sino de utilizarla como herramienta de apoyo y no como sustituto del esfuerzo mental. En temas de salud, por ejemplo, los chatbots deben servir solo como guía inicial, pues carecen de contexto y empatía para emitir diagnósticos confiables.
Entre las recomendaciones de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) destacan verificar siempre la información recibida, retomar la escritura a mano para mejorar la memoria y permitir que la IA organice datos, pero reservando el análisis y las conclusiones para el usuario. La clave, coinciden, es mantener una “alfabetización ética” que permita aprovechar los beneficios de la tecnología sin renunciar al ejercicio pleno del pensamiento.