La industria cárnica mexicana anticipa un incremento significativo en los precios de la carne de res y cerdo en 2026, impulsado por el avance del gusano barrenador y por la propuesta de excluir estas proteínas del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic). Aunque el país reforzó sus protocolos sanitarios, la presión sobre la producción ganadera persiste y podría impactar directamente en el bolsillo de los consumidores.
El Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne) llamó al Gobierno federal a reconsiderar la salida de la carne de res y cerdo del esquema de cero aranceles. De acuerdo con su directora general, Macarena Hernández, mantener estas proteínas en el Pacic es clave para evitar un encarecimiento generalizado y garantizar la estabilidad del mercado.
El sector, que mostró resiliencia con un crecimiento de 2.4% en el tercer trimestre de 2025, prevé un aumento moderado en el consumo nacional para 2026, aunque la carne de res presenta una tendencia a la baja. La eliminación del arancel cero y su reemplazo por un sistema de cupos podría complicar aún más el panorama, debido a los volúmenes limitados de importación.
A lo largo de 2025, la industria enfrentó incrementos en costos de electricidad, empaques, transporte, agua y salarios, además de la dependencia de importaciones, particularmente de cerdo y pollo desde Estados Unidos, donde los brotes de influenza aviar presionaron los precios.
El Pacic —implementado en 2022— ayudó a contener la inflación en productos cárnicos, reduciendo de manera notable el alza en la res entre 2022 y 2024. Sin embargo, el repunte a 15.1% en 2025 encendió las alertas. La industria advierte que retirar los apoyos ahora podría revertir la estabilidad lograda y encarecer la proteína animal más consumida por las familias mexicanas.