El comercio ilegal de medicamentos falsificados o adulterados se ha convertido en una creciente amenaza para la salud pública en México, impulsada en gran medida por su venta a través de farmacias virtuales no reconocidas por la Ley General de Salud. La industria farmacéutica estima que hasta la mitad de los productos ofertados en línea podrían ser falsos, lo que eleva el riesgo para millones de consumidores.
Datos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) revelan que el número de alertas sanitarias por medicamentos peligrosos se ha multiplicado por más de cuatro veces entre 2021 y 2024, al pasar de 15 a 54 notificaciones anuales. En lo que va de 2025 ya se han emitido 32 alertas, acercándose rápidamente al récord del año anterior.
Las alertas sanitarias suelen involucrar fármacos robados, alterados o con procedencia desconocida, lo que representa un alto riesgo para los pacientes, al no saberse en qué condiciones han sido almacenados ni si conservan sus propiedades terapéuticas.
Desde que Cofepris inició el registro de estos incidentes en 2013, ha emitido 249 alertas por medicamentos de todo tipo, desde productos de uso común como Sal de Uvas Picot, hasta biológicos complejos como vacunas contra el COVID-19.
Nelva Galindo, directora de Asuntos Regulatorios de la Asociación Mexicana de Industrias de Innovación Farmacéutica (AMIIF), advirtió que el problema no es nuevo y responde a una tendencia mundial. Estimaciones internacionales señalan que uno de cada 10 medicamentos en circulación es falso o adulterado.
La situación cobra especial relevancia este 12 de junio, cuando se conmemora el Día Mundial contra la Falsificación y la Piratería, una iniciativa creada en 1988 para concientizar sobre los daños económicos y sanitarios que genera esta actividad ilícita.
La Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex) llamó a la población a adquirir medicamentos únicamente en establecimientos formales, revisar cuidadosamente el envase, etiquetas, tapas y fechas de caducidad, y verificar que el producto tenga registro sanitario oficial.
Por su parte, el laboratorio Pfizer alertó que los medicamentos falsificados pueden contener ingredientes incorrectos o contaminantes tóxicos, lo que no solo los hace ineficaces, sino que también pueden causar efectos secundarios graves o letales.
Finalmente, las autoridades sanitarias instaron a los consumidores a reportar cualquier anomalía en los medicamentos que adquieran, especialmente si observan cambios en el aspecto o el empaque, o si presentan reacciones inusuales tras su consumo. El combate a este fenómeno requiere no solo vigilancia institucional, sino también una ciudadanía informada y responsable.