La tosferina, una enfermedad respiratoria altamente contagiosa, ha registrado un aumento preocupante en México, con 288 casos confirmados hasta el 1 de marzo, según reportes de las autoridades sanitarias. Ante este incremento, el gobierno ha intensificado las campañas de vacunación y prevención, especialmente para proteger a los sectores más vulnerables, como bebés menores de seis meses, niños pequeños, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con inmunidad comprometida.
Vacunación: la mejor defensa contra la tosferina
La vacunación es la principal herramienta para prevenir la enfermedad y evitar complicaciones graves. En México, el esquema de inmunización incluye la vacuna hexavalente, que se aplica en cinco dosis: a los dos, cuatro y seis meses, con refuerzos a los 18 meses y cuatro años. También se administra la vacuna DPT a niños de cuatro años y a población rezagada entre cinco y siete años.
Además, el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (CENSIA) recomienda la aplicación de la vacuna tdpa para mujeres embarazadas a partir de la semana 20 de gestación, idealmente entre las semanas 27 y 36, con el objetivo de proteger a los recién nacidos.
Por su parte, el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (Conave) ha instado a reforzar las campañas de inmunización en zonas rurales, regiones con alta afluencia turística y comunidades con población migrante.
¿Qué es la tosferina y cómo afecta a la población?
La tosferina es causada por la bacteria Bordetella pertussis y se transmite a través de gotas expulsadas al toser o estornudar. La enfermedad afecta a personas de todas las edades, pero los bebés y niños pequeños son los más vulnerables, ya que su sistema inmunológico aún no está completamente desarrollado.
Los síntomas evolucionan en tres fases:
🔹 Fase catarral: Se parece a un resfriado común, con fiebre leve, estornudos y escurrimiento nasal.
🔹 Fase paroxística: Episodios de tos violenta e incontrolable, dificultad para respirar y posibles vómitos. En bebés, puede causar pausas en la respiración (apnea).
🔹 Fase de convalecencia: La tos disminuye gradualmente, pero la recuperación total puede tardar semanas.
Las complicaciones pueden ser graves o fatales en recién nacidos, incluyendo neumonía, convulsiones y encefalopatía (daño cerebral por falta de oxígeno).
Diagnóstico y tratamiento: claves para frenar la enfermedad
El diagnóstico se realiza mediante evaluación clínica y pruebas de laboratorio, como el cultivo de exudado nasofaríngeo o la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR). Las autoridades sanitarias han reforzado la toma y envío de muestras para confirmar y clasificar correctamente los casos.
El tratamiento consiste en antibióticos para reducir la propagación de la enfermedad y en cuidados de soporte para aliviar los síntomas. En casos graves, especialmente en bebés, puede ser necesario el ingreso hospitalario. Se recomienda evitar la automedicación, ya que el uso inadecuado de antibióticos podría generar resistencia bacteriana.
Medidas preventivas para evitar contagios
Además de la vacunación, las autoridades han recomendado una serie de medidas para frenar la propagación de la tosferina:
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón.
- Cubrirse la boca y la nariz con el antebrazo al toser o estornudar.
- Evitar el contacto con personas enfermas y no compartir objetos personales.
- Aislamiento en caso de síntomas para evitar contagios.
- Uso de mascarillas en hospitales y entornos de alto riesgo.
El llamado a la población es a verificar la Cartilla Nacional de Salud para asegurarse de que los niños tengan su esquema de vacunación completo y acudir de inmediato al médico en caso de síntomas de tosferina.