A pocas semanas de concluir su mandato, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció la asignación de 109.7 millones de dólares para enfrentar dos de las principales problemáticas en la relación bilateral con México: el combate al tráfico de fentanilo y la crisis migratoria en la frontera sur. Estos recursos buscan consolidar avances en seguridad y justicia antes de que Donald Trump asuma el cargo el próximo 20 de enero de 2025.
De acuerdo con la justificación del presupuesto del Congreso para el Departamento de Estado, Operaciones Exteriores y Programas Relacionados, los fondos se canalizarán a través de diversos programas, con 54 millones de dólares provenientes del Fondo de Apoyo Económico (ESF, por sus siglas en inglés). Este fondo prioriza la gestión regional de la migración, combate a la corrupción, promoción de derechos humanos y generación de oportunidades económicas, particularmente en el sur de México.
Por otro lado, 53 millones de dólares serán dirigidos a la Oficina de Control Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INCLE), en respuesta a que México es considerado un punto clave en el origen de drogas sintéticas que alimentan la crisis de opioides en Estados Unidos.
“El financiamiento se enfocará en reducir los mercados de drogas ilícitas, combatir la corrupción y fortalecer las instituciones democráticas, así como mejorar los sistemas de justicia penal para garantizar el respeto a los derechos humanos,” señala el documento del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
Adicionalmente, se destinarán 1.7 millones de dólares para Educación y Entrenamiento Militar Internacional (IMET), orientados a profesionalizar las fuerzas de defensa mexicanas frente a amenazas transnacionales.
El presupuesto, que forma parte de los esfuerzos de la administración saliente, refleja el énfasis de Biden en fortalecer la cooperación bilateral para enfrentar retos compartidos. Sin embargo, un informe titulado El fentanilo ilícito y el papel de México plantea que el próximo año fiscal podría contar con un presupuesto mayor, cercano a los 175 millones de dólares, enfocado exclusivamente en combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas.
Con esta estrategia, Estados Unidos busca reforzar las bases de cooperación con México en un contexto marcado por desafíos que continuarán siendo prioritarios para la nueva administración de Trump.