Rellenos, choripanes, thimpu y anticuchos son algunos de los platillos elaborados por las 105 cocineras callejeras bolivianas que recibieron este martes una certificación en higiene, manipulación de alimentos, atención al cliente y marketing, en un esfuerzo por posicionar la comida popular de Bolivia en el ámbito internacional.
La iniciativa SUMAQ, palabra que en quechua significa “delicioso”, capacitó a 220 personas, acompañó 64 emprendimientos con visitas técnicas y certificó oficialmente a las participantes, además de aprobar 25 proyectos gastronómicos en las ciudades de La Paz y El Alto.
Coral Ayoroa, chef involucrada en el proceso formativo, destacó que la comida callejera constituye uno de los pilares más auténticos de la gastronomía boliviana y subrayó su alto potencial económico para cientos de familias. El programa pone especial énfasis en la participación mayoritaria de mujeres —las tradicionales caseritas—, quienes sostienen la alimentación cotidiana en ambas ciudades.
Vocación y transformación
Emilia Condori Quispe, reconocida por sus “Rellenos de doña Emi”, celebró el impacto del programa: “Nos dio un incentivo grande y conocimiento profundo… nos levantó hacia arriba”, dijo a EFE, al asegurar que la capacitación mejoró significativamente su trabajo diario.
Para Sumaya Prado, gerente del restaurante Gustu, SUMAQ es una iniciativa que busca visibilizar y poner en valor la gastronomía callejera tradicional como patrimonio cultural. “El sabor es el de siempre, pero la calidad se ha mejorado… son representantes de nuestra cultura”, afirmó.
Siete rutas para conocer el sabor boliviano
El proyecto incluye un circuito turístico culinario compuesto por siete rutas —cuatro en La Paz y tres en El Alto— que llevan a residentes y visitantes a recorrer puestos emblemáticos y probar platos tradicionales como helados de canela, calditos, lechón, chicharrón, rellenos y anticuchos. Cada ruta se organiza por zonas y horarios, lo que facilita vivir diversas experiencias gastronómicas.
El circuito SUMAQ incorpora además perfiles biográficos, fotografías, videos, mapas y descripciones de las caseritas y sus especialidades, con el objetivo de crear una conexión directa entre el público y las cocineras.
Hacia la profesionalización del oficio
Las certificaciones fueron emitidas por la Universidad Privada Franz Tamayo, institución que avala los conocimientos técnicos adquiridos y contribuye a la profesionalización de oficios ligados a la identidad cultural del país.
El proyecto cuenta con el respaldo de la Fundación Creamos Juntos, The Coca-Cola Foundation, el restaurante Gustu y la chef Coral Ayoroa, a través de la Plataforma Digital Crecemos Juntos.
Con estos avances, Bolivia busca consolidar su comida callejera como una carta de presentación gastronómica ante el mundo y fortalecer las oportunidades económicas de las mujeres que dan vida a este sector tradicional.