Redacción
Francia.- La Civil y Noche de Fuego son dos filmes mexicanos dirigidos por mujeres que pusieron pausa a su trabajo como documentalistas para embarcarse en ficciones que no se alejan a la realidad del país, violenta y marcada por el narcotráfico.
La Civil es la ópera prima de Mihai y ha contado con el apoyo de poderosos coproductores: el mexicano Michel Franco, los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne y el rumano Cristian Mungiu, todos ellos también directores.
“No me interesaba contar una historia de políticos o de narcos, ni siquiera de la chica que se perdía, sino de la madre y de cómo le afecta ese gran hecho traumático”, añade la cineasta, que se mudó de Rumanía a Bélgica a los ocho años de edad.
La civil habla, según dijo Ramírez a EFE, de “una herida profunda y sangrante, una herida abierta”, la de los desaparecidos. Está ambientada en el norte de México y refleja la impotencia de los familiares.
“No es panfletaria, no estamos hablando del Gobierno, sino del viaje sentimental de una madre que se encuentra sola en la búsqueda de su hija”, añade Guerrero, para quien estar en Cannes “es un sueño hecho realidad”.
Muhai es rumana “pero se siente muy mexicana”, según Ramírez, que recuerda que, como decía la cantante Chavela Vargas, los mexicanos nacen donde les da “la rechingada gana”.
La directora confía en que esta película pueda contribuir a un cambio positivo en el país. La mujer en la que se inspiró, añade, fue asesinada enfrente de su casa el 10 de mayo de 2017, el Día de la Madre en México.
Noche de Fuego
El narcotráfico y la trata de niñas como contexto y la magia de la infancia como hilo argumental: la película mexicana ‘Noche de Fuego’, de Tatiana Huezo, recorre esos dos mundos en su primera cinta de ficción, estrenada en el Festival de Cannes.
“Muestra una realidad que no es nueva. México es un país que ha estado marcado por el saqueo, por la violencia, por la impunidad, y en este territorio donde es muy difícil acceder a la justicia, donde vale todo, donde es fácil desaparecer, donde es fácil matar y no sucede nada, la condición femenina está muy expuesta”, dice a EFE.
Las tres niñas protagonistas de su filme aprenden a sobrevivir y a hacerse invisibles en un pequeño pueblo marcado por los efectos colaterales de la guerra contra el narcotráfico, pero esa vigilancia constante no apaga sus inquietudes.
Noche de Fuego habla de la magia que habita en ese momento de la vida, del juego, de ese mundo que estas pequeñas construyen, que es un refugio impenetrable. Para mí era muy importante que mostrara una mirada más pura, más contestataria, honesta, frente a la violencia, en contrapunto con la inmovilidad y el silencio de los adultos”, añade.
Este nuevo filme está ubicado en las montañas de Guerrero, “un lugar sumamente violento, donde se siembra amapola y hay un tráfico importante de goma de opio para producir heroína”, pero se rodó en la Sierra Gorda de Querétaro por la peligrosidad de ese primer enclave.
La realidad, según apunta la directora en Cannes, supera a la ficción.
“Las mujeres en México crecemos con miedo, con miedo de caminar por la calle a ciertas horas de la noche, con miedo de volver a casa después de una fiesta, con miedo a ponerte una falda. Todos los días desaparecen niñas y mujeres”, denuncia.