Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollan una alternativa innovadora para reducir el impacto ambiental de los desechos orgánicos: convertir cáscaras de melón, papaya, piña, mango, plátano, aguacate y restos de verduras en platos biodegradables. El proyecto, encabezado por el doctor Elier Ekberg Neri Torres en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, pretende transformar residuos agrícolas en productos útiles y sostenibles, alejándose de la falsa percepción que generan los plásticos comercializados como “biodegradables” pero que no lo son completamente.
La iniciativa consiste en recolectar residuos vegetales y someterlos a procesos de secado mediante energía solar, estufas especiales y hornos de convección. El objetivo es fabricar platos de uso inmediato e incorporar agentes antimicrobianos naturales que prolonguen su vida útil sin recurrir a materiales contaminantes. Con 75% de avance, los primeros prototipos podrían estar listos en seis meses o un año, aunque antes deberán superar pruebas microbiológicas, de inocuidad y un escalamiento en reactores de mayor capacidad.
En el proyecto colaboran la doctora Selene Montserrat García Solares, del Centro Mexicano para la Producción más Limpia, así como las estudiantes Elsa Sandoval Santamaría e Ivonne Gutiérrez Sánchez. Además, el equipo prepara artículos científicos y gestionará la protección intelectual de la tecnología.
Sustentada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, la iniciativa podría expandirse al Estado de México, donde se generan unas 18 mil toneladas anuales de residuos agroindustriales, un recurso valioso para ampliar la producción de estos utensilios.
El reto es significativo: México genera 120 mil toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, de los cuales 56 mil toneladas corresponden a desechos orgánicos. No obstante, el país mantiene una tasa de circularidad de apenas 15.14% y recicla solo 9.63% de sus residuos. Para los especialistas del IPN, transformar los desechos orgánicos en productos con valor agregado será clave para impulsar la química verde y reducir la huella ambiental.