2 de July de 2025 New York

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Cirugía de cataratas: recuperar la vista y prevenir riesgos mayores

A las 10:00 de la mañana, en un quirófano iluminado por luz blanca, una jeringa cruza el rostro de una paciente. Poco después, una espátula del tamaño de un mondadientes penetra el ojo y elimina una telaraña que nubla la vista. Es una cirugía de cataratas, una intervención breve pero profundamente transformadora.

Cada año, México suma alrededor de 47 mil 600 nuevos casos de cataratas, una enfermedad degenerativa que provoca la opacidad del cristalino —la lente natural del ojo— y es responsable del 34% de los casos de ceguera reversible en el país, según datos de la Secretaría de Salud.

Aunque asociada comúnmente con el envejecimiento, las cataratas también pueden aparecer a partir de lesiones, cirugías o padecimientos como la diabetes, además de factores como la exposición al sol, el tabaquismo y una mala alimentación. “Es como las canas, todos vamos a tener, pero a diferentes grados”, explica el oftalmólogo Óliver García Yáñez, con más de 1,500 cirugías realizadas.

El procedimiento quirúrgico, que hoy se realiza con tecnología de alta precisión, consiste en extraer el cristalino dañado y sustituirlo por un lente intraocular personalizado. La recuperación suele durar entre cuatro y ocho semanas y, más allá de restaurar la visión, también mejora significativamente la calidad de vida.

Estudios recientes muestran que el beneficio de esta cirugía va más allá del ojo. Según datos publicados en JAMA Ophthalmology, las personas con cataratas tienen casi el doble de riesgo de sufrir caídas y fracturas. Otro estudio, publicado en Ophthalmology en 2024, halló que operarse de cataratas reduce hasta en 25% el riesgo de desarrollar demencia en personas mayores.

“La mala visión es una de las principales causas de caídas en adultos mayores. Operar cataratas a tiempo puede evitar consecuencias más graves y costosas, como fracturas de cadera”, apunta el Dr. García Yáñez.

La cirugía, sin embargo, no es accesible para todos. En clínicas privadas, su costo oscila entre 25 mil y 80 mil pesos, dependiendo del tipo de lente y la tecnología utilizada. Aun así, existen opciones gratuitas o de bajo costo en hospitales públicos y programas sociales.

Pese a sus múltiples beneficios, el informe advierte que la cirugía suele postergarse, lo que disminuye la calidad de vida durante años. “Antes se esperaba a que la catarata ‘madurara’, lo que no solo dificultaba la operación, sino que mantenía a la persona con visión deteriorada durante más tiempo”, explica el especialista.

Hoy, los avances permiten intervenir desde las primeras señales. Además de devolver la claridad visual, la cirugía promueve la estimulación cerebral, especialmente importante en etapas críticas del desarrollo y envejecimiento. “Desde la infancia, mirar es un estímulo esencial para el cerebro. Si no hay visión, el neurodesarrollo se ve comprometido”, concluye García Yáñez.

En un país donde la población envejece aceleradamente, la cirugía de cataratas no debe verse como un lujo visual, sino como una inversión en salud pública, prevención de discapacidad y mejora en la calidad de vida.

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