La recuperación del empleo en México continúa, pero con claros signos de desigualdad y precariedad. De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población desocupada alcanzó 1.8 millones de personas durante septiembre de 2025, un aumento de 61 mil frente al mismo mes del año anterior.
La tasa de desocupación nacional se ubicó en 3% de la población económicamente activa (PEA), con un impacto ligeramente mayor entre las mujeres (3.1%) que entre los hombres (2.9%). En total, la PEA ascendió a 62.1 millones de personas, de las cuales 60.2 millones se encontraban ocupadas, es decir, 820 mil más que en septiembre de 2024.
Sin embargo, el informe revela una disminución en la participación económica femenina, que pasó de 46.5% a 45.6% en el último año, lo que refleja una menor incorporación de mujeres al mercado laboral formal.
Por sectores, la economía mostró un comportamiento mixto. Mientras el comercio generó 448 mil empleos y los servicios de alojamiento y restaurantes sumaron 211 mil plazas, la industria manufacturera perdió 250 mil trabajadores. El número de personas empleadoras creció en 570 mil, impulsando parcialmente la dinámica del empleo formal.
En materia de calidad laboral, la tasa de subocupación —personas que desean trabajar más horas— descendió de 8.2% a 7.3%, lo que indica una leve mejora en la estabilidad de los empleos existentes. No obstante, el reto estructural sigue siendo la informalidad, que aumentó de 54.2% a 54.9%, afectando a 33.1 millones de trabajadores sin acceso a prestaciones ni seguridad social.
En cuanto a los ingresos, la encuesta del Inegi muestra una reducción en el número de trabajadores que ganan hasta un salario mínimo, que bajó de 43.2% a 39.9%, mientras que creció el grupo que percibe entre uno y dos salarios mínimos, al pasar de 28.4% a 30.9%.
Los datos revelan un mercado laboral en transformación, donde el empleo crece y mejora ligeramente en calidad, pero donde la informalidad y la desigualdad de género siguen siendo las principales asignaturas pendientes para el desarrollo económico del país.