El trágico accidente del submarino Titán, que costó la vida a cinco personas, entre ellas el CEO de OceanGate, Stockton Rush, sigue revelando detalles impactantes más de un año después de la implosión que destruyó el sumergible casi al instante. La expedición tenía como destino los restos del Titanic, ubicados en las profundidades del Atlántico Norte. Durante su descenso el 18 de junio de 2023, alrededor de las 6:00 horas, el submarino perdió contacto con el personal de la superficie.
Recientemente, durante una audiencia pública sobre la tragedia, se dieron a conocer las últimas palabras de la tripulación antes de que se interrumpiera la comunicación. Estas palabras, «Todo bien aquí«, resultan inquietantes considerando que ya se habían detectado fallas en los sistemas de comunicación a medida que el sumergible se adentraba en las profundidades. La tripulación, sin embargo, minimizó la gravedad de la situación. Esta revelación ha generado interrogantes sobre las decisiones y protocolos de seguridad adoptados durante la expedición.
La Guardia Costera de Estados Unidos, que ha investigado el incidente, señaló una serie de omisiones en las inspecciones de seguridad del Titán. El casco del submarino, una pieza crucial para su integridad estructural, eludió la revisión de los inspectores, y se descubrió que el sumergible pasó siete meses a la intemperie entre 2022 y 2023. Estos factores fueron determinantes en la implosión ocurrida en junio del año pasado.
La audiencia pública tiene como objetivo «descubrir los hechos que rodearon el incidente y desarrollar recomendaciones para prevenir tragedias similares en el futuro», según declaró la Guardia Costera. Esta tragedia ha puesto en el punto de mira la seguridad de las expediciones turísticas a las profundidades del océano y subraya la importancia de rigurosas inspecciones de seguridad para prevenir desastres futuros.