Celaya se prepara para recibir una de las inversiones más relevantes en el sector energético de los últimos años. El Gobierno de México otorgó una concesión geotérmica por 30 años a Energías Alternas, Estudios y Proyectos, S.A. de C.V. (ENAL), subsidiaria de Grupo Carso, propiedad del empresario Carlos Slim, para la explotación de recursos geotérmicos en la región.
De acuerdo con lo publicado este 1 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la empresa podrá generar energía eléctrica a partir del calor natural del subsuelo y destinarla tanto a la industria como a la calefacción.
El proyecto contempla una inversión aproximada de 80 millones de dólares y la construcción de una central con capacidad instalada de 26 megavatios, lo que permitirá diversificar las fuentes de energía en Guanajuato, considerado estratégico dentro del corredor industrial del Bajío.
Energía limpia para la transición del Bajío
La concesión se enmarca en la estrategia energética de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien busca acelerar la transición hacia fuentes renovables y sostenibles. La nueva Ley de Geotermia, aprobada tras la reforma energética del 18 de marzo de 2025, faculta a la Secretaría de Energía para otorgar concesiones mediante adjudicación directa, con el fin de agilizar la incorporación de proyectos estratégicos.
La energía geotérmica aprovecha el calor del subsuelo para producir vapor y mover turbinas que generan electricidad. Se trata de una tecnología renovable, confiable y con bajas emisiones de carbono, que ofrece una ventaja frente a la energía solar o eólica al no depender de las condiciones climáticas.
Aunque la geotermia requiere inversiones elevadas en exploración y perforación, expertos señalan que su desarrollo en Celaya podría convertir al municipio en un referente nacional en la producción de energía renovable, complementando proyectos eólicos y solares ya existentes en Guanajuato.
Un futuro energético sostenible
Según estudios previos de la entonces Conacyt (hoy Secihti), la zona de Celaya presenta un alto potencial geotérmico, incluso como extensión del histórico campo de Los Azufres, en Michoacán. Este antecedente refuerza la viabilidad técnica del nuevo proyecto.
Con esta iniciativa, Celaya se perfila como un punto clave en la transición energética del país, con beneficios directos para la industria del Bajío, uno de los motores económicos de México.