Durante 2023, 22 personas murieron cada día en México a causa del cáncer de mama, lo que lo mantiene como una de las enfermedades oncológicas más letales del país, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
De los 8 mil 034 fallecimientos registrados ese año, el 99.5% correspondió a mujeres, confirmando su impacto devastador entre la población femenina.
Aunque el promedio de edad al momento del diagnóstico en México es de 52 años, más temprano que en Estados Unidos, Europa o Canadá, entre el 60 y 70% de las pacientes son detectadas en etapas avanzadas de la enfermedad, lo que reduce drásticamente las posibilidades de supervivencia.
La obesidad, un factor que acelera el cáncer
De acuerdo con la investigadora Sandra Lorena Romero Córdoba, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, existe evidencia de que la obesidad está acelerando el envejecimiento del tejido mamario, aumentando el riesgo y la agresividad del cáncer.
“El tejido mamario de las mexicanas está envejeciendo más rápidamente. Una persona puede tener 52 años, pero su tejido mamario biológicamente tiene 62, por las condiciones a las que está expuesto”, explicó la científica en entrevista con MILENIO.
Romero Córdoba lidera un estudio que analiza cómo la obesidad provoca inflamación y envejecimiento celular. Según sus hallazgos, los adipocitos —células que almacenan grasa— crecen y se inflaman, liberando sustancias que activan genes inflamatorios y crean un entorno favorable para el desarrollo de tumores.
“Cuando ya no pueden acumular más grasa, los adipocitos se rompen y generan inflamación, lo que causa estrés en el tejido local. El cáncer, la obesidad y el envejecimiento son fenómenos muy similares”, explicó.
Esta interacción podría ser clave para entender por qué cada vez se detectan más casos en mujeres jóvenes, menores de 35 años, una tendencia que preocupa a los especialistas.
ADN más viejo que la edad real
El equipo del IIBO analizó muestras genéticas de más de 200 mujeres mexicanas con cáncer de mama, comparándolas con datos internacionales. Los resultados revelaron que, aunque las pacientes mexicanas eran más jóvenes, el 40% presentaba un “reloj molecular” de 62 años, es decir, una edad biológica del tumor 10 años mayor que la cronológica de la paciente.
Esto sugiere que los estilos de vida, en particular la alimentación y el sobrepeso, aceleran el envejecimiento del tejido y del ADN tumoral.
“Hay alimentos que están alimentando esta tendencia: la dieta que adoptamos de Estados Unidos. Cuando cambiamos a comer hamburguesas, pizzas y muchos refrescos, pues ‘valió queso’”, ironizó la investigadora.
Un problema creciente en México
La obesidad afecta actualmente al 37.3% de los mexicanos, y se estima que esa cifra podría aumentar a 45% para 2030, según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Además de estar relacionada con diabetes, cardiopatías y Alzheimer, la obesidad también incrementa el riesgo de al menos 16 tipos de cáncer en mujeres y 15 en hombres, según un estudio publicado en The Lancet en octubre de 2024.
El análisis —que evaluó datos de más de cuatro millones de personas en Suecia— demostró que por cada aumento de 5 kg/m² en el índice de masa corporal (IMC), el riesgo de desarrollar cáncer crece hasta 24% en hombres y 12% en mujeres.
Prevención, la estrategia más urgente
Para Romero Córdoba, más que crear nuevos fármacos, México necesita estrategias de prevención regionales, que integren factores genéticos, ambientales y sociales.
“La obesidad es un fenómeno complejo. No solo es bioquímico: también tiene un componente social, cultural y emocional. Sabemos que está ligada al cáncer, pero aún intentamos entender cómo y por qué”, concluyó la investigadora.
Con estas cifras y hallazgos, el cáncer de mama en México no solo plantea un reto médico, sino también una llamada de atención sobre los hábitos alimenticios, el sobrepeso y la falta de diagnóstico temprano en miles de mujeres.