Redacción
España.- El océano, esencial para la vida humana, los ecosistemas naturales y la regulación del clima mundial, se encuentra en una encrucijada. La ONU ha declarado esta década como la Década de las Ciencias Oceánicas, destacando la necesidad urgente de conservar este recurso vital, como se recoge en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 14.
Cubrimiento el 70% del planeta, el océano contiene el 97% del agua terrestre y constituye el 99% del espacio vital del planeta. En el marco del Día Mundial del Océano, celebrado cada 8 de junio, se subraya su papel crucial en la regulación del clima y la mitigación de la crisis climática, generando al menos el 50% del oxígeno y absorbiendo aproximadamente el 30% del dióxido de carbono (CO2) producido por la actividad humana, según Naciones Unidas.
Sin embargo, la contaminación por plásticos y químicos, el desarrollo urbanístico y la pesca industrial están devastando las poblaciones marinas y los arrecifes de coral. Marta Martín-Borregón, coordinadora de la campaña de océanos y pesca de Greenpeace en España, advierte que la contaminación por residuos plásticos y vertidos de petróleo son las mayores amenazas. «El 95% de los residuos en los océanos son plásticos», señala, y en el Mediterráneo se estima que «cada segundo llegan 200 kilogramos de basura de este tipo».
La acuicultura industrial también plantea serios problemas. Martín-Borregón describe estas instalaciones como «macrogranjas del mar» que utilizan alguicidas, plaguicidas y antibióticos que terminan contaminando el agua. En Chile, estas prácticas han reducido la biodiversidad en un 50% en áreas cercanas a las granjas de salmón. En España, existen más de 5,000 establecimientos de acuicultura, incluyendo explotaciones intensivas de atunes rojos en el Mediterráneo y planes para nuevas instalaciones en el Cantábrico y Canarias.
La minería en los fondos marinos para extraer nódulos metálicos es otra amenaza significativa. Los sedimentos del fondo marino almacenan CO2 desde hace millones de años, y cualquier actividad minera podría liberar este CO2 a la atmósfera, exacerbando el calentamiento global.
El océano también sufre de otras contaminaciones, como los vertidos de agua tratada de la central nuclear de Fukushima en el Pacífico y los residuos vertidos sin control por embarcaciones en aguas internacionales.
Organizaciones y entidades de todo el mundo hacen un llamado urgente para preservar el océano y tomar decisiones críticas que aseguren un futuro sostenible para el planeta y las generaciones venideras.