El empresario Elon Musk anunció este miércoles su salida de la Comisión para la Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), creada durante el mandato del presidente Donald Trump con el objetivo de reducir el gasto público. La Casa Blanca agradeció este jueves sus servicios y confirmó que los esfuerzos por combatir el despilfarro continuarán.
Musk, quien lideró la comisión desde su creación, presentó su renuncia poco después de lanzar duras críticas contra el nuevo proyecto de ley presupuestario impulsado por Trump, el cual ya fue aprobado en la Cámara de Representantes y espera votación en el Senado. El magnate aseguró que la iniciativa “aumentaría el déficit y socavaría el trabajo” realizado por el DOGE, que durante su gestión despidió a decenas de miles de funcionarios públicos.
“A medida que mi tiempo programado como empleado especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto superfluo”, escribió Musk en su red social X. También afirmó que la comisión de la que fue el rostro visible se convirtió en un “chivo expiatorio del descontento con la administración”.
En respuesta, la portavoz del Ejecutivo, Karoline Leavitt, reconoció el trabajo de Musk ante la prensa: “Le agradecemos sus servicios. Le damos las gracias por poner en marcha el DOGE. Los esfuerzos para reducir el despilfarro, el fraude y el abuso continuarán”. La funcionaria se abstuvo de emitir más comentarios.
DOGE, la comisión creada con amplias facultades para auditar agencias federales y recortar burocracia, fue uno de los principales instrumentos de Trump para reformar el aparato gubernamental. No obstante, su impacto ha generado controversia tanto dentro como fuera del gobierno, al ser señalado por sindicatos y grupos de derechos laborales como un mecanismo de despidos masivos.
La salida de Musk representa un golpe simbólico a esa agenda. Aunque agradeció la oportunidad, su mensaje dejó entrever un creciente desacuerdo con la dirección económica del actual gobierno. El desenlace, además, añade tensión al debate sobre el presupuesto nacional, marcado por una pugna entre recortes administrativos y nuevos gastos federales.