En un gesto fiel a su estilo sencillo y cercano, el papa Francisco sorprendió con su última voluntad: pidió que su féretro fuera trasladado en su papamóvil blanco y no en un coche fúnebre tradicional. El Pontífice argentino, conocido por transformar el papado con su mensaje de misericordia y cercanía a los olvidados, cerró su historia terrenal con un recorrido de esperanza y gratitud.
La inédita procesión, que recorrió seis kilómetros desde el Vaticano hasta la basílica de Santa María la Mayor, se convirtió en una celebración de vida más que en un acto de luto. Decenas de miles de personas abarrotaron las calles, aplaudiendo y mostrando rosas blancas, su flor preferida, mientras el papamóvil avanzaba lentamente, a la vista de todos.
Francisco, primer papa latinoamericano y el gran renovador de la Iglesia en tiempos recientes, eligió descansar en el templo que más amaba, cerca del ícono bizantino de la Virgen Salus Populi Romani, venerado por los jesuitas. A su llegada, fue recibido por 40 representantes de los colectivos más vulnerables: migrantes, personas trans, detenidos, marginados e indigentes, quienes, con rosas en mano, le rindieron homenaje.
El vehículo que llevó su féretro tiene una historia especial: fue utilizado durante su visita a México en 2016 y donado posteriormente al Vaticano. Con esta última travesía, el papa Francisco evocó su legado de cercanía y servicio, recordando sus palabras durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: “¡No tengan miedo! ¡Hagan lío!”.
A las 13:00 horas locales, el ataúd fue introducido en la basílica de Santa María la Mayor. En una ceremonia privada, rodeado únicamente de su familia cercana y su entorno pontificio, se llevó a cabo la sepultura sencilla que él mismo había dispuesto en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, modificado por él para simplificar su funeral.
Con este último gesto, Francisco reafirmó su convicción de que la Iglesia debe ser, como dijo en vida, «un hospital de campaña para los heridos de hoy», dejando un mensaje imborrable de misericordia, inclusión y esperanza.