Redacción
París.- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha arrojado luz sobre el impacto ambiental oculto del bitcoin, la criptomoneda más popular del mundo. Un estudio exhaustivo realizado por científicos de la ONU ha revelado que la minería de criptomonedas depende en gran medida de los combustibles fósiles, lo que tiene consecuencias alarmantes para el agua, la tierra y una significativa huella de carbono.
La creciente popularidad del bitcoin y otras criptomonedas en la última década ha generado enormes inversiones en el sector, convirtiéndolas en un componente avanzado del sistema financiero global. Sin embargo, el estudio de la ONU señala un lado oscuro oculto en este apasionante mercado.
Durante el período de 2020-2021, los científicos de la ONU observaron las actividades de 76 naciones involucradas en la minería de Bitcoin. Los resultados son impactantes. Durante ese tiempo, la red mundial de minería de Bitcoin consumió una asombrosa cantidad de 173,42 Teravatios-hora de electricidad, situándola en el puesto 27 a nivel mundial en consumo de energía, superando a países como Pakistán.
Esta ingente demanda de energía resultó en una huella de carbono equivalente a la quema de 84 mil millones de libras de carbón o el funcionamiento de 190 centrales eléctricas de gas natural. Para contrarrestar este impacto ambiental, se necesitaría plantar 3,900 millones de árboles, cubriendo un área casi igual al tamaño de los Países Bajos, Suiza, Dinamarca o el 7% de la selva amazónica.
La huella hídrica de Bitcoin durante el mismo período se comparó con la cantidad de agua necesaria para llenar más de 660,000 piscinas olímpicas, suficiente para satisfacer las necesidades de agua doméstica de más de 300 millones de personas en el África subsahariana rural. Además, la huella terrestre de las actividades mineras de Bitcoin en todo el mundo durante ese período fue 1.4 veces mayor que la superficie de Los Ángeles.
Uno de los hallazgos clave del estudio es que la minería de Bitcoin depende en gran medida de fuentes de energía fósiles, con el carbón representando el 45% de la mezcla de suministro energético de Bitcoin, seguido del gas natural con un 21%. La energía hidroeléctrica, una fuente de energía renovable con importantes consecuencias para el agua y el medio ambiente, es la fuente de energía renovable más importante en la red de minería de Bitcoin, satisfaciendo el 16% de su demanda de electricidad.
La energía nuclear representa un considerable 9% de la combinación de suministro energético de Bitcoin, mientras que las energías renovables, como la solar y la eólica, proporcionan solo el 2% y el 5% de la electricidad total utilizada por Bitcoin.
China ha sido, con diferencia, el país con la mayor actividad minera de Bitcoin, seguido de Estados Unidos, Kazajistán, Rusia, Malasia, Canadá, Alemania, Irán, Irlanda y Singapur. Para compensar las emisiones de carbono de las operaciones mineras de Bitcoin en China, intensivas en carbón, se requeriría la plantación de aproximadamente 2,000 millones de árboles, lo que cubriría un área equivalente a la suma de Portugal e Irlanda o 45,000 veces la superficie de Central Park en Nueva York.
El estudio también destaca las implicaciones de desigualdad e injusticia en el sector de las criptomonedas, ya que algunos grupos se benefician enormemente de la minería de Bitcoin, mientras que naciones y generaciones futuras enfrentarán las consecuencias ambientales de esta actividad no regulada.
En respuesta a estos hallazgos, los científicos de la ONU hacen un llamado a los gobiernos para implementar intervenciones reguladoras y avanzar en tecnologías que mejoren la eficiencia del sistema financiero global sin dañar el medio ambiente. También sugieren explorar otras formas de monedas digitales que sean más eficientes en el uso de la energía y menos perjudiciales para el planeta. Además, el estudio resalta la importancia de abordar los impactos transfronterizos y transgeneracionales de la minería de criptomonedas.