Las redes sociales, inicialmente pensadas para unir a las personas, ahora enfrentan un dilema crucial: la polarización. Un reciente estudio, dirigido por el investigador Petter Törnberg, revela que no se trata de errores de algoritmos ni de intenciones ocultas de las plataformas, sino de las propias funciones básicas como publicar y seguir.
El estudio, aun sin revisión por pares, utilizó una plataforma simulada con 500 usuarios generados por inteligencia artificial. Estos perfiles replicaban a ciudadanos reales, incluyendo aspectos como edad, género, religión e inclinación política. Se usaron modelos de IA avanzados como ChatGPT, DeepSeek y Llama para completar sus características.
Durante la simulación, en la que se realizaron 10 mil turnos, los usuarios virtuales podían publicar, replicar o seguir a otros. Törnberg comenta: “Esperábamos que tendríamos que esforzarnos mucho para lograr este efecto”, pero los resultados mostraron lo contrario: la plataforma se transformó rápidamente en un espacio polarizado.
La simulación concluyó con la creación de una cámara de resonancia partidista, donde las publicaciones extremistas acaparaban la atención. Lo más preocupante es que las intervenciones propuestas, como ordenar cronológicamente el feed o diversificar el contenido, fracasaron.
Este estudio plantea una reflexión sobre el diseño y el futuro de las redes sociales. ¿Podrán superar las plataformas su tendencia natural a la polarización o seguirán su curso actual? La respuesta podría definir el futuro de nuestra comunicación digital.