María Branyas, reconocida como la persona más anciana del mundo, ha fallecido a los 117 años, según confirmó su familia este martes. Branyas, quien nació en San Francisco el 4 de marzo de 1907, pasó sus últimos días en una residencia de ancianos en Olot, Cataluña, donde vivía desde hace varios años.
“María Branyas nos ha dejado. Se ha ido como ella quería: mientras dormía, tranquila y sin dolor”, expresó su familia en un emotivo mensaje publicado en la cuenta de Branyas en la red social X, conocida como “Super abuela catalana”. En la descripción de su cuenta, Branyas se definía con humor: «Soy vieja, muy vieja, pero no idiota».
Branyas fue nombrada la persona más longeva del mundo tras el fallecimiento de la monja francesa Lucile Randon el año pasado, según el Gerontology Research Group, que valida los datos de las personas que alcanzan los 110 años o más. La siguiente persona más anciana, según este grupo, es el japonés Tomiko Itooka, de 116 años.
La vida de Branyas estuvo marcada por su paso por diferentes continentes. Nació en Estados Unidos, donde su familia residía temporalmente debido al trabajo de su padre, quien fundó una revista en Nueva Orleans. A una edad temprana, Branyas regresó a España con su familia, y recordó haber cruzado el océano Atlántico durante la Primera Guerra Mundial, una experiencia que relataba con claridad incluso en sus últimos años.
A pesar de haber dado positivo por COVID-19 a los 113 años durante la pandemia, Branyas superó la enfermedad sin padecer síntomas graves, mostrando una fortaleza que impresionó a muchos.
Días antes de su fallecimiento, Branyas compartió con su familia una reflexión sobre su inminente partida: «No sé cuándo, pero muy pronto este largo viaje habrá terminado. La muerte me encontrará gastada por haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriente, libre y satisfecha».
María Branyas deja un legado de longevidad y sabiduría, recordada por su sentido del humor y su perspectiva positiva ante la vida.