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Fallece Benedicto XVI a los 95 años de edad

Redacción

Vaticano.- El papa emérito Benedicto XVI murió este sábado a las 9:34 local (8:34 GMT) en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía desde su histórica renuncia al pontificado en 2013. Tenía 95 años.

“Con pesar doy a conocer que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, señaló el director de la oficina de prensa vaticana en un comunicado. La capilla ardiente se ubicará en la Basílica de San Pedro a partir del lunes 2 de enero por la mañana.

El primer pontífice en retirarse desde la Edad Media, será enterrado en las tumbas papales bajo la Basílica de San Pedro, confirmó el Vaticano el sábado.

En un sermón que giró en torno al modo que Dios eligió para entrar en el mundo en la historia, de modo esencial, para salvar a la humanidad con libertad y amor, lamentó el fallecimiento de su predecesor.

“El féretro del soberano pontífice emérito será llevado a la basílica de San Pedro y luego a las grutas del Vaticano [que albergan las tumbas de los papas] para ser enterrado allí”, precisó el Vaticano en el comunicado.

El féretro del teólogo alemán Joseph Ratzinger estará expuesto desde el lunes hasta el miércoles en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendirle homenaje.

Su funeral será presidido por el papa Francisco el jueves.

Brinda mensaje

“Y hablando de gentileza, en este momento el pensamiento va espontáneamente al queridísimo papa emérito Bendicto XVI, que esta mañana nos ha dejado”, dijo.

“Con conmoción recordamos su persona tan noble, tan gentil. Y sentimos con el corazón mucha gratitud: gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha hecho y sobre todo por su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada”, agregó.

“Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”, destacó. “Esta noche quisiera volver a proponer la gentileza como virtud cívica, pensando en particular a nuestra diócesis de Roma”, anunció, ante miles de fieles presentes en la Basílica de San Pedro, donde reinaba un clima de pesar.

Los cardenales, obispos, miembros del cuerpo diplomático que asistieron a la última ceremonia del año, en efecto, encontraron en sus asientos una edición de L’Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, con la triste noticia de la muerte: “El Señor ha llamado a sí al papa emérito”, era el titular.

Asistido hasta el final por su secretario privado, el arzobispo alemán Georg Ganswein, y cuatro mujeres consagradas del grupo Memores Domini, del movimiento de Comunión y Liberación, Benedicto, de 95 años, falleció a las 9.34 en el Monasterio Mater Ecclesiae, en los Jardines Vaticanos. Allí vivía desde su clamorosa renuncia, anunciada el 11 de febrero de 2013.

Había sido el papa Francisco, el miércoles pasado, al final de la audiencia general, quien le había anunciado al mundo que Benedicto estaba “muy enfermo” y había pedido rezar por él.

Es la primera vez en la historia moderna que un papa preside el funeral de su predecesor.

El biógrafo oficial de Benedicto XVI reveló en 2020 que quería ser enterrado en la tumba de Juan Pablo II, de quien fue estrecho colaborador, en la cripta de San Pedro. El Vaticano, sin embargo, no dijo si será así.

La tumba ha estado vacía desde que el féretro de Juan Pablo II fue trasladado a una capilla lateral en su beatificación en 2011.

La preocupación por el estado de salud del papa y teólogo alemán surgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor, Francisco, reconoció que estaba “muy enfermo” y pidió “una oración especial” a los fieles que asistían a su audiencia general. Poco después, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó que el estado de salud de Benedicto XVI se habían “agravado a causa de su avanzada edad”.

El secretario personal del pontífice emérito, monseñor Georg Ganswein, había afirmado en repetidas ocasiones en los últimos años que Ratzinger era como “una vela que se apaga lenta y serenamente”.

Un día después, la Santa Sede aseguraba que Benedicto XVI había “logrado reposar bien en la noche, estaba absolutamente lúcido y atento” y permanecía “estable”.

Una situación que prosiguió el 30 de diciembre, cuando también presentó unas condiciones “estables”, y hasta pudo asistir a una misa celebrada en su habitación.

Benedicto XVI había pasado los años de su retiro en una residencia en el interior del Vaticano. No padecía ninguna enfermedad severa, sólo los achaques normales de su edad avanzada. Progresivamente había ido perdiendo la movilidad y la voz, lo que limitaba aun más sus apariciones públicas y su participación en oficios religiosos.

La única vez que dejó el Vaticano desde su renuncia fue para visitar a su hermano Georg en Alemania, en el año 2020, poco antes de que éste falleciera.

Los últimos días

El vocero papal, Matteo Bruni, en una conferencia de prensa en la que no ocultó estar conmovido –”fue el primer papa al que serví”, confesó, con ojos brillosos-, detalló que el miércoles pasado por la tarde el papa emérito recibió la extrema unción, en una misa que se celebró en su cuarto del primer piso del monasterio.

Personas que estuvieron en los últimos días con Benedicto, que hasta el final estuvo lúcido, contaron que pedía continuamente disculpas “por la molestia que les estoy dando y les di en estos años”.

Además, bromeaba y les decía que no imaginaba que iba a vivir tanto tiempo. “No imaginaba que el camino entre la sede de Pedro y las puertas del Cielo sería tan largo”, repetía en los últimos años, según el diario español ABC, que detalló que ayer recibió por última vez la comunión. Y que esta mañana todos los que viven con él estaban a su lado cuando falleció, “con gran serenidad”.

De hecho, quienes más conocieron al papa emérito, uno de los más grandes teólogos de los últimos tiempos, sabían que, desde hace años, estaba deseando que llegara su hora. Y recordaban que así como nació un sábado santo, el 16 de abril de 1927, Benedicto falleció otro sábado santo, el de fin de año.

El estado de Benedicto, que fue decayendo progresivamente en los últimos años, debido a la avanzada edad y achaques normales –con dificultades de vista, habla, movilidad y demás-, ya era muy frágil. Aunque, según trascendió, todo se complicó con un fuerte resfrío a principios de diciembre y, en los últimos días, con un bloqueo renal que el jueves parecía haberse solucionado, pero que, evidentemente, ya había afectado a los demás órganos. Benedicto desde principios de diciembre estaba siendo monitoreado en forma constante por su médico personal, Patrizio Polisca.

 

 

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