Cada diciembre, la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México se convierte en el epicentro de una de las manifestaciones de fe más grandes del mundo. Este año, la celebración del día de la Virgen de Guadalupe atrae a más de 12 millones de peregrinos, según estimaciones del Gobierno de la Ciudad de México, generando una derrama económica histórica de 20 mil millones de pesos, un 22.5% más que en 2023.
Devoción sin fronteras
La festividad no solo une a mexicanos, sino también a visitantes de toda Latinoamérica, como Antonio, quien viajó desde Guatemala junto a su familia para agradecer y pedir por quienes enfrentan dificultades. “Es una experiencia única que nos llena de fe y esperanza”, comentó.
Entre las historias destaca Natasha, una migrante venezolana que, mientras busca cumplir “el milagro” de obtener una cita de CBP para llegar a Estados Unidos, vende rebozos de la Virgen cerca de la Basílica. “Ver esta devoción es impresionante, y esperamos pagarle la promesa si logramos nuestro objetivo”, expresó.
Solidaridad y tradiciones
La fe también se traduce en actos de generosidad. Miguel Ángel Peña, junto a su hija, repartió tacos de canasta como agradecimiento a la Virgen por la salud de su padre, mientras que Pedro Balderas entregó dulces a niños peregrinos como un gesto de alegría. “Es una manera de compartir bendiciones y dar un poco de felicidad a quienes llegan hasta aquí”, explicó.
Fieles como Tadeo Islas, originario de Tlaxcala, ofrecieron sacrificios personales. Tras caminar 17 horas en ayunas y pese al frío, expresó: “Llegas con los pies inflamados, pero la emoción y el sentimiento al entrar a la Basílica lo compensan todo”.
Un evento global con raíces profundas
La devoción por la Virgen de Guadalupe, conocida como “La Morenita del Tepeyac”, tiene sus raíces en 1531, cuando, según la tradición, se apareció al indígena Juan Diego. Su impacto se refleja en la magnitud de esta celebración, que incluye serenatas, ofrendas y peregrinaciones masivas.
La Basílica de Guadalupe no solo es un símbolo de fe, sino también un motor económico y cultural. Con una inyección significativa a sectores como transporte, hostelería y comercio, este evento anual reafirma su importancia para la Ciudad de México y el país entero.