Redacción
Islandia.- El tranquilo pueblo pesquero de Grindavik, ubicado en el sur de Islandia y famoso por su proximidad a la Laguna Azul, ha sido sumido en el caos y la incertidumbre después de que los residentes fueran evacuados precipitadamente debido a la amenaza inminente de una erupción volcánica.
Skuli Palmason, fisioterapeuta y recién establecido en su estudio en la localidad, se encontró con una impactante realidad al regresar a su hogar recién construido. Grietas gigantes dividían su casa, y el pueblo entero temblaba ante una serie de terremotos que se intensificaron dramáticamente en los últimos días.
El temor aumentó cuando los geólogos detectaron un túnel subterráneo lleno de magma corriendo casi directamente bajo la ciudad. Los residentes, acostumbrados a vivir en una zona geológicamente activa, vieron cómo la tierra temblaba constantemente, generando un temor generalizado de una erupción inminente.
La raja de Islandia. pic.twitter.com/YtwrTfjbmb
— TorrenteSinLey (@LeyTorrente) November 14, 2023
Las autoridades emitieron una orden de evacuación formal, y los residentes apenas tuvieron tiempo de empacar algunas necesidades antes de buscar refugio. Las imágenes de personas aferrándose unas a otras mientras temían lo peor se volvieron comunes en este momento de crisis.
La evacuación no solo involucró a los residentes humanos, sino que organizaciones de bienestar animal también emprendieron misiones de rescate para proteger a mascotas y ganado abandonados durante la emergencia.
La zona, ubicada en la intersección de las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia, ha experimentado una intensa actividad sísmica desde principios de 2020, y erupciones recientes en 2021 y 2022 han despertado preocupaciones sobre la seguridad de la población y la infraestructura.
El Parlamento de Islandia ha aprobado un proyecto de ley para proteger infraestructuras clave en la península de Reykjanes, incluyendo la central eléctrica y la famosa Laguna Azul. El gobierno planea construir fortificaciones alrededor de estas áreas para mitigar los riesgos.
El destino de Grindavik, con más de 3,600 habitantes y una historia que se remonta al siglo IX, permanece incierto. Skuli Palmason y su familia, como muchos otros, han tomado la decisión de no regresar después de esta experiencia aterradora y devastadora. La amenaza volcánica ha dejado una marca indeleble en la vida de este pintoresco pueblo islandés.