Hablar solo frente al espejo, mientras se cocina o al repasar ideas antes de una reunión no es un signo de locura, sino una práctica saludable y común que puede tener efectos positivos en la mente y las emociones, según un análisis publicado por UNAM Global.
De acuerdo con especialistas de la Facultad de Psicología de la UNAM, esta conducta —presente desde la infancia hasta la edad adulta— favorece la autorregulación emocional, la claridad mental y la toma de decisiones, además de fortalecer la memoria y estimular la creatividad.
Una herramienta natural desde la infancia
Durante los primeros años de vida, los niños utilizan el diálogo interno como parte esencial del desarrollo del lenguaje y del juego. Antes de los siete años, hablar consigo mismos les ayuda a crear historias, practicar vocabulario y estructurar el pensamiento, explicó el profesor Manuel González Oscoy.
Con el paso del tiempo, este hábito se transforma en una forma de organizar ideas, planificar actividades y resolver conflictos, convirtiéndose en un recurso psicológico que mejora la concentración y la autoconfianza.
Un aliado para la mente y las emociones
En la vida cotidiana, verbalizar pensamientos —por ejemplo, al preparar una exposición o al tomar decisiones difíciles— permite disminuir el desorden mental y priorizar soluciones, lo que se traduce en mayor bienestar emocional.
Además, escuchar la propia voz mientras se repasan datos o conceptos refuerza la memoria. Estudios citados por la UNAM destacan que la combinación de hablar y escuchar activa diferentes áreas cerebrales, lo que aumenta la retención de información y puede resultar útil en ámbitos escolares o laborales.
Estimula la creatividad y el pensamiento abstracto
Hablar en voz alta también impulsa el pensamiento abstracto y la generación de ideas nuevas. Este ejercicio mental favorece la imaginación, la proyección de metas y la capacidad de análisis, elementos clave para la resolución de problemas y la innovación personal.
Cuidar el tono del diálogo interno
Sin embargo, los especialistas advierten que es importante prestar atención al contenido de los mensajes personales. Si el diálogo interno se vuelve autocrítico, agresivo o destructivo, puede ser un reflejo de ansiedad, depresión o baja autoestima.
Asimismo, cuando la persona pierde la conciencia de que está hablando sola y comienza a percibir “otra voz” o “presencias ajenas”, pueden presentarse síntomas asociados a trastornos psicóticos o esquizofrenia, lo que requiere atención profesional inmediata.
Un acto de autoconocimiento
Hablar con uno mismo, lejos de ser motivo de vergüenza, puede convertirse en una herramienta poderosa de autoconocimiento y salud mental. La UNAM subraya que hacerlo con conciencia, afecto y sin juicios es una forma de conectar con la mente, ordenar los pensamientos y fortalecer la estabilidad emocional.