Redacción
México.- El huracán ‘Otis’ azotó el turístico puerto de Acapulco en la costa del Pacífico mexicano con una fuerza devastadora. Aunque se debilitó de categoría 5 a tormenta tropical, el meteoro dejó a su paso una estela de destrucción, inundaciones y cortes de comunicaciones, generando temores de una tragedia similar a la ocurrida en 1997.*
Decenas de personas se encontraban desesperadas mientras caminaban sobre lodo, esquivando piedras y árboles caídos en las afueras de Acapulco. En una de las entradas a la ciudad, en plena autopista, familias enteras y mujeres cargando niños se aventuraban en lodazales con el agua por encima de la rodilla y el miedo reflejado en sus rostros. La falta de maquinaria pesada para retirar escombros y el riesgo de que la calzada cediera añadieron a la angustia de las personas evacuadas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador informó que «Otis» había golpeado fuertemente las regiones de Costa Grande, Acapulco y Técpan. Aunque no se reportaban fallecidos en ese momento, las comunicaciones se habían perdido completamente con las zonas más afectadas.
Medios locales y usuarios de redes sociales difundieron imágenes de hoteles y edificios con fachadas destruidas, árboles y postes de luz caídos, y calles inundadas. Aunque «Otis» se debilitó a categoría 1 durante la mañana, se esperaban fuertes lluvias y posibles inundaciones y deslizamientos de tierra en el sur de México.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que había restablecido el servicio eléctrico al 40 por ciento de los usuarios afectados en el estado de Guerrero y continuaba trabajando para recuperar el suministro en su totalidad.
El huracán ‘Otis’ pasó de tormenta tropical a categoría 5 en solo 12 horas, tomando a muchos residentes por sorpresa. La alcaldesa de Acapulco, Abelina López, emitió una alerta máxima y pidió a la ciudadanía que permaneciera en sus casas o se refugiara en albergues habilitados en la ciudad.
La llegada de ‘Otis’ evoca el recuerdo de la tormenta ‘Paulina’ que golpeó Acapulco en 1997, causando devastación y más de 200 muertes. La inesperada intensificación del huracán tomó a muchos por sorpresa y destaca la vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos extremos.
Esta tragedia ocurre poco después de que el huracán «Norma» afectara el extremo sur de la península mexicana de Baja California. Guerrero, donde se encuentra Acapulco, es uno de los estados más pobres y violentos de México, lo que complica aún más la respuesta a desastres naturales como «Otis».
Mientras tanto, en el Atlántico, el huracán «Tammy» continuaba avanzando hacia el noreste, habiendo azotado las Antillas Menores durante el fin de semana. Se encuentra a una distancia considerable de Bermuda y se espera que se convierta en un ciclón extratropical en los próximos días, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.