Los dos mayores fabricantes de automóviles en Estados Unidos, General Motors (GM) y Ford, expresaron este martes su desconcierto ante las políticas comerciales de la administración de Donald Trump, particularmente por la incertidumbre generada por los aranceles del 25% impuestos a México y Canadá.
Sherry House, directora financiera de Ford, reveló en una conferencia en Nueva York que estas tarifas han obligado a la compañía a pausar decisiones estratégicas clave. «En términos generales, no estamos tomando grandes decisiones en estos momentos. Estamos esperando a ver el impacto que va a tener lo que está pasando», explicó.
Por su parte, Mary Barra, presidenta y consejera delegada de GM, destacó que su empresa lleva desde noviembre diseñando estrategias para mitigar los efectos de los aranceles. Sin embargo, admitió la incertidumbre que rodea las políticas de la actual administración: «Estaremos preparados cuando sepamos exactamente lo que va a pasar». Barra añadió que GM puede mitigar hasta un 50% de los aranceles, aunque de prolongarse la situación, la compañía buscará alternativas para optimizar el uso de su capital.
Jim Farley, consejero delegado de Ford, advirtió sobre las graves repercusiones económicas que estos aranceles pueden causar en la industria automotriz estadounidense. «Harán un boquete en la industria de EE.UU. como no se ha visto nunca antes», alertó. Además, señaló que los fabricantes asiáticos y europeos, que no enfrentan estos gravámenes, podrían beneficiarse significativamente, desplazando a las marcas estadounidenses en el mercado global.
La incertidumbre aumentó cuando, un día antes de su entrada en vigor el 4 de febrero, la administración de Trump decidió suspender la aplicación de los aranceles por 30 días. Mientras tanto, México y Canadá intensifican esfuerzos diplomáticos para que el gobierno estadounidense reconsidere su postura y elimine las tarifas que amenazan la estabilidad del sector automotriz en la región del T-MEC.
Con el reloj avanzando y sin una resolución clara en el horizonte, la industria automotriz de EE.UU. enfrenta un periodo de gran incertidumbre, en el que la inversión y el empleo podrían verse gravemente afectados.