La reciente imposición de aranceles por parte del gobierno de Estados Unidos a productos procedentes de México, Canadá y China ha puesto en jaque a la industria de bebidas alcohólicas. Marcas de whisky, tequila y cerveza podrían verse atrapadas en el centro de una escalada comercial que amenaza sus ventas y márgenes de ganancia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, acordó una pausa de 30 días en los aranceles dirigidos a México y Canadá, pero aplicó un gravamen del 10% a importaciones chinas, lo que provocó represalias por parte del gigante asiático. No obstante, Canadá y México habían advertido que responderían con aranceles de represalia si se aplicaban las medidas del 25% anunciadas inicialmente por Trump.
Empresas en riesgo
Entre las compañías más afectadas se encuentra Diageo, propietaria de Johnnie Walker y Smirnoff, que enfrenta un posible impacto de 200 millones de dólares en su beneficio operativo, especialmente en la venta de tequila. Pernod Ricard, productora de Jameson Irish Whiskey y Absolut Vodka, también podría sufrir pérdidas debido a sus centros de producción en México y Canadá.
La firma italiana Campari, que elabora Aperol y marcas como Gran Centenario y Espolón en México, estima un golpe significativo, ya que el tequila representa el 7% de sus ventas globales.
En el sector cervecero, Anheuser-Busch InBev, dueña de Budweiser y Stella Artois, podría ver afectadas sus ganancias en México. Constellation Brands, que produce Corona y Modelo Especial, se expone a una posible reducción del 25% en sus utilidades si no implementa medidas para contrarrestar el impacto de los aranceles.
Otras compañías como Heineken, Molson Coors y Becle—dueña de José Cuervo— también podrían sufrir afectaciones, ya que dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos.
Incertidumbre en el mercado
El sector de bebidas alcohólicas ha sido un pilar del comercio entre Estados Unidos y México. Sin embargo, la incertidumbre derivada de las medidas proteccionistas de Trump ha encendido las alarmas en el mercado. Analistas advierten que, de concretarse los aranceles, los costos de producción podrían trasladarse a los consumidores, encareciendo los productos y afectando la competitividad de las marcas en el país vecino.
Mientras tanto, las empresas evalúan estrategias para mitigar el impacto financiero y evitar una caída en sus ventas ante el incierto panorama comercial.