Japón ha alcanzado un nuevo hito demográfico que enciende las alarmas en el gobierno: el número de nacimientos de ciudadanos japoneses cayó por primera vez por debajo de los 700 mil en 2024, según informó el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar. El total de nacimientos fue de 686 mil 61, lo que representa un nuevo mínimo desde que comenzaron a recopilarse estos datos en 1899.
La tasa de fecundidad, es decir, el número promedio de hijos por mujer, también marcó un récord negativo al descender a 1.15, muy por debajo del umbral de reemplazo generacional (2.1). La caída ha sido constante durante los últimos nueve años, y según proyecciones del Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social, el número de nacimientos podría caer hasta 680 mil en 2039, una fecha adelantada en 15 años respecto a estimaciones anteriores.
Este nuevo informe complementa otro publicado en febrero, que contabilizaba 720 mil 988 nacimientos en total durante 2024, incluyendo hijos de residentes extranjeros. Sin embargo, el foco está en la población japonesa, cuyo declive demográfico plantea desafíos cada vez más urgentes.
El número de muertes también alcanzó un máximo histórico: 1 millón 605 mil 298 fallecimientos en 2024, lo que representa 29 mil 282 más que el año anterior. La población de Japón continúa envejeciendo a un ritmo acelerado, con una creciente presión sobre el sistema de pensiones y salud.
Todas las 47 prefecturas del país reportaron disminuciones en los nacimientos. En Tokio, la situación es particularmente grave, con una tasa de fecundidad de apenas 0.96, la más baja del país. Le siguen Miyagi (1.00) y Hokkaido (1.01). En contraste, Okinawa presentó la tasa más alta (1.54), seguida de Fukui (1.46) y de las prefecturas de Tottori, Shimane y Miyazaki (1.43).
El Ministerio de Salud atribuye esta caída a múltiples factores: el menor número de jóvenes, el retraso en los matrimonios y los embarazos en edades más avanzadas.
“Nos encontramos en una situación crítica donde el rápido descenso de la natalidad no se detiene y nos gustaría seguir trabajando en medidas para abordarlo”, declaró un funcionario del ministerio a la cadena pública NHK.
Frente a esta crisis demográfica sin precedentes, el gobierno japonés enfrenta una tarea titánica: revertir una tendencia que amenaza con transformar radicalmente la estructura económica y social del país en las próximas décadas.